Fráncfort, 16 jul (dpa) – El presidente del Deutsche Bank, el mayor grupo bancario de Alemania, se mostró hoy confiado en poder lograr un saneamiento exitoso de la entidad que allane el camino para despedir de forma definitiva las turbulencias económicas que han venido sacudiendo a la entidad en los últimos años.
«Soy muy optimista de que podamos reducir nuestro objetivo de costes para 2018 de 23.000 millones de euros y la cifra de puestos de trabajo a menos de 93.000 antes de final de año», señaló hoy Christian Sewing en declaraciones a dpa.
A la espera de que la entidad dé a conocer a finales de julio más detalles de la reestructuración que está llevando a cabo, el directivo indicó que en el segundo trimestre del año, el número de empleos a tiempo completo ya se redujo en 1.700 hasta situarse en los 95.400.
«El reajuste va bien y trabajamos con determinación para conseguir lo que hemos anunciado», precisó.
Sewing, que asumió la dirección del Deutsche Bank en abril en relevo de John Cryan, se ha apuntado ya sus primeros éxitos tras lograr una importante reducción de costes.
Tras registrar gastos por 6.500 millones de euros en el primer trimestre del año, el nuevo presidente cerró el periodo comprendido entre abril y junio con gastos por valor de 5.800 millones.
«En el conjunto del año deben caer hasta los 23.000 millones de euros, tras lo 24.600 millones de 2017», recordó.
«En lo que se refiere a los costes, vamos mejor de lo esperado y vamos mejor que el año pasado, especialmente teniendo en cuenta que los recortes de puestos de trabajo implican de forma temporal mayores costes (debido a indemnizaciones)», dijo.
El banco también comunicó hoy unos beneficios netos de 400 millones de euros en el segundo trimestre del año, un montante más elevado de lo que habían estimados los analistas.
A finales de mayo, el Deutsche Bank anunció el recorte de más de 7.000 puestos de trabajo dentro de su programa de ajuste tras tres años consecutivos de pérdidas.
La mala situación financiera que desde hace años arrastra el grupo bancario germano le ha llevado a poner en marcha una profunda reestructuración que ha incluido el cierre de numerosas oficinas tanto en Alemania como en el extranjero, sobre todo en países de Latinoamérica.
De forma paralela a la remodelación de su negocio, el mayor banco alemán se enfrentó en los últimos tiempos a numerosos procesos judiciales que han desembocado en el pago de multas millonarias y que han contribuido a lastrar su cuenta de resultados.