Londres, 4 dic (dpa) – La enorme cocina abierta es lo primero con lo que se topan los visitantes cuando entran en el moderno «cuartel general» de Jamie Oliver, situado en el barrio londinense de Islington. En este amplio edificio del famoso cocinero británico hay una oficina informal, varias cocinas y estudios de televisión. En el fuego ya cuece algo pero no se distingue qué es. ¿Quizás un plato italiano?
El nuevo libro de cocina «Jamie Cooks Italy» del chef de 43 años está dedicado a la pasta y la focaccia. La cocina italiana acompaña a Oliver desde los inicios de su carrera, cuando empezó a formarse en el restaurante del inmigrante Antonio Carluccio en el elegante barrio londinense de Covent Garden. Hasta la muerte del italiano hace un año, ambos eran muy buenos amigos. De la época en «Carluccio’s» también viene la estrecha amistad que ha forjado con su antiguo mentor Gennaro Contaldo.
«Sus platos tienen ese sabor determinado», dice Oliver sobre Contaldo. «Aunque yo siga la misma receta nunca lograría ese sabor.» El chef británico viajó con su amigo italiano a la patria de este para explorar las recetas tradicionales de madres y abuelas -las llamadas nonnas-, «que crecieron sin microondas, gas, electricidad, neveras, congeladores y supermercados». El viaje fue una «gran experiencia instructiva», cuenta Oliver en entrevista con dpa.
Aquellas mujeres, algunas de las cuales ya rondaban los 90 años, tenía un «conocimiento increíble» que Oliver quiere conservar y transmitir. Y no sólo le interesan los platos exquisitos, sino también el valor social. «Cuando abrimos el periódico (…) todo gira en torno a la salud, la alimentación, la seguridad de los alimentos, los desechos, el medio ambiente», señala. «Son temas importantes y las ‘nonnas’ fueron expertas en ellos.»
«Ellas tenían todas las respuestas», cuenta entusiasmado Oliver, que desde hace años aboga por mejores estándares en temas de alimentación. Hay una pregunta en concreto que es su motor: «¿Cómo podemos mantener con vida la cocina?» La solución que plantea comienza ya en la infancia. Desde hace años milita por una mejor alimentación en las escuelas británicas y pide que los colegios enseñen a cocinar.
La estrella televisiva considera una causa esencial de la mala alimentación el hecho de que muchos niños no aprendan a cocinar ni en casa ni en la escuela. «El lenguaje de la cocina, la confianza en uno mismo para cocinar y el hecho de que es como respirar o caminar ha desaparecido», lamenta. Hoy en día cocinar ya no es algo evidente, sino que está considerado un evento. «Mucho de lo que yo hago gira en torno a animar a las personas y sobre todo a los escolares a cocinar más.»
Sin embargo, es una lucha dura en la que los factores sociales juegan un papel importante. «Me he implicado para que los niños reciban al menos 18 horas de clases reales de cocina en el colegio y lo hemos conseguido», explica Oliver, que tiene cinco hijos. «Pero no tienen dinero para comprar la comida que se necesita. Por tanto, hemos conseguido algo y al mismo tiempo, no hemos logrado nada.»
A pesar de ello, Jamie Oliver es prudentemente optimista. «Vemos que algo está cambiando, que la gente está modificando sus hábitos alimentarios», indica. «Vemos que las empresas se comportan mejor y mejoran sus ingredientes, menos aditivos, más fruta y verdura, es decir, productos moralmente mejores.»
Fuera de los fogones, le preocupa el «Brexit». «No sé cómo va a ser y ese es el problema», dice en referencia a lo que ocurrirá cuando el Reino Unido abandone la Unión Europea el 29 de marzo de 2019. Oliver teme sobre todo por las buenas relaciones internacionales en la agricultura y la industria alimentaria.
El cocinero asegura que estuvo en contra del «Brexit» desde el principio. «Pero o se cree en la democracia o no se cree. Si se cree, no se puede ignorar el referéndum. Aunque no lo encuentro ideal, estoy enfadado por ello y siento vergüenza. Pero ese es mi punto de vista, hay muchas otras personas ahí fuera.»
Oliver se muestra optimista incluso en este controvertido asunto. «Sí que pienso que lo podemos llevar de manera positiva, la cuestión es durante cuántos años habrá baches y cómo serán estos obstáculos.»
Con su crítica -ya sea del «Brexit», las cocinas de los colegios, los supermercados o el etiquetado de alimentos- Oliver no siempre gusta a todos y a menudo es duramente censurado en las redes sociales, algo que él asegura que no le afecta.
«Twitter no es una buena vara de medir. No es que lo ignore pero llevo haciendo lo mismo desde hace 20 años. Solamente soy consecuente. Pero no importa lo que haga, ya sea bueno o provocador, siempre hay alguien que da su opinión. A la gente le encanta quejarse, ya me he acostumbrado.»
Hace casi 20 años desde que Jamie Oliver fue descubierto por la cadena británica BBC y comenzó una exitosa carrera televisiva con el programa «The Naked Chef». Además, gracias a sus libros de cocina hoy es uno de los autores más exitosos en el Reino Unido. Una «absoluta locura» teniendo en cuenta que es disléxico. «La palabra escrita siempre fue mi mayor enemigo», cuenta. Por ello, la idea de escribir un libro siempre estuvo «a millones de millas de distancia.»
«Creo que eso es lo bonito de la vida: nunca hubiera soñado con todo esto», dice satisfecho. No obstante, el éxito tiene un inconveniente. «A decir verdad, en los últimos 20 años creo que sólo han cocinado para mí cinco o seis personas», lamenta. «Nadie nos invita a cenar, ¡una verdadera pena!»
Por Philip Dethlefs (dpa)