Berlín, 9 jun (dpa) – Las Fuerzas Especiales del Ejército alemán (KSK), salpicadas por varios escándalos, cumplieron más del 90 por ciento del programa de reformas impuesto por el Ministerio de Defensa, según un informe ministerial al que tuvo acceso dpa.
Hace poco más de un año, la ministra alemana de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, encargó examinar y poner remedio a las tendencias de extrema derecha dentro de las KSK y a las infracciones en el manejo de municiones y almacenamiento ilícito de armas. Se puso en marcha un proyecto de reformas compuesto por 60 medidas individuales.
En el informe presentado por el inspector general Eberhard Zorn, el militar de más alto rango de Alemania, afirma que una «abrumadora mayoría de los miembros del KSK han apoyado el proceso de reforma desde el principio y lo han impulsado con compromiso, comprensión, determinación, profesionalidad y disciplina».
La titular de Defensa decidirá antes de finales de junio el futuro de las Fuerzas Especiales. Mientras, soldados del KSK fueron desplegados de nuevo en Afganistán, para asegurar la retirada del Ejército alemán del país asiático.
La segunda compañía del Comando de Fuerzas Especiales (KSK) del Ejército alemán fue disuelta a finales de junio del año pasado como respuesta a incidentes relacionados con el extremismo de derecha.
La segunda compañía es una de la cuatro unidades con soldados de comando en el KSK, entrenados para operaciones especiales tales como la liberación de rehenes.
El Ministerio no suministra datos sobre el número de integrantes, pero se estima que el KSK cuenta con unos 300 comandos, a los que se suman varios centenares de efectivos de apoyo logístico, entre otras actividades.
Según las investigaciones del Servicio de Contrainteligencia Militar (MAD), la Policía encontró un alijo de armas en el jardín de un soldado del KSK en Collm, en el estado oriental de Sajonia, en mayo de 2020. El hallazgo contribuyó a las sospechas de que se habían robado explosivos y municiones a gran escala.
En abril de 2017, también se descubrió que se habían tirado cabezas de cerdo en una fiesta de despedida para un comandante del KSK de la ahora disuelta segunda compañía. También se denunció que se tocó música rock de extrema derecha y que algunos hicieron el saludo hitleriano.