(dpa) – Actualmente, solo China tiene más habitantes que India. Sin embargo, según las previsiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es probable que el año próximo haya más de 1.400 millones de habitantes en cada uno de estos países. Más allá de eso, se prevé que la población de India seguirá creciendo, mientras que la de China disminuirá. En el siglo pasado, ambos países tomaron medidas para frenar el crecimiento demográfico. El que pronto quizás sea el país más poblado del mundo se enfrenta a varios retos.
Alrededor de dos tercios de la población india -unos 900 millones de personas- se encuentran en edad laboral, es decir entre los 15 y los 64 años. Es probable que este grupo siga creciendo en los próximos años, a diferencia de lo que ocurre en países occidentales como Alemania, donde la población sigue envejeciendo. Los políticos indios se han referido repetidamente a este hecho como el «dividendo demográfico», un impulso para la economía y una oportunidad para mejorar las condiciones de vida de millones de personas.
La gran cantidad de jóvenes podría ser una oportunidad para la India. Sin embargo, hay un problema: aunque la economía crece con relativa rapidez, son sobre todo las empresas del sector de servicios las responsables del crecimiento, y estas generan comparativamente pocos puestos de trabajo. La consecuencia es que hay muchas personas que no encuentran empleo y dependen del dinero de sus familiares.
Además, en India son relativamente pocos los que reciben una educación de calidad en instituciones acreditadas, como serían, por ejemplo, las renombradas facultades de Ingeniería de las grandes ciudades. Según diversas estimaciones, solo un tercio de las mujeres trabaja, lo que se debe en parte a la falta de empleo y a los valores conservadores del país.
Alakh N. Sharma, director del Instituto para el Desarrollo Humano (IHD) con sede en la capital, Nueva Delhi, exige que su país cree más puestos de trabajo en el sector manufacturero para los muchos indios con escasa formación, y más empleo en los sectores de TI, sanidad y educación para aquellos más capacitados. Además, reclama que se tendría que invertir más en educación.
Según Sharma, es de esperar que se creen puestos de trabajo en las fábricas del país con la iniciativa gubernamental «Make in India», cuyo objetivo es atraer a empresas extranjeras e indias reduciendo, entre otros, las trabas burocráticas. Y, por último, añade, el Gobierno debería permitir que más mujeres cursaran estudios superiores.
El académico está convencido de que, si se toman estas medidas, la India podrá aprovechar realmente su «dividendo demográfico» antes de que la población del país -como en China y Occidente- también comience a envejecer. «Será difícil para la India, pero tengo esperanzas», afirma Sharma, y añade: «No ocurrirá de la noche a la mañana, pero tiene que ser pronto».
En India, el número de personas fallecidas por enfermedades no transmisibles, como cardiopatías o neumopatías, ha aumentado considerablemente. Según datos del Gobierno indio, más del 60 por ciento de todas las muertes en India se debieron recientemente a este tipo de enfermedades, frente a menos del 40 por ciento de hace tres décadas.
Las causas de los numerosos casos de enfermedad son, por ejemplo, la grave contaminación atmosférica y la malnutrición. Al mismo tiempo, afirma Sharma, el Gobierno gasta menos del tres por ciento de su presupuesto en sanidad, lo que hace que muchos no tengan acceso a buenas infraestructuras sanitarias. «India debería introducir un seguro de salud universal en los próximos años. El país puede permitírselo», asevera el experto.
La pobreza en India ha disminuido globalmente con el tiempo, pero debido a su gran población, el país sigue teniendo el mayor número de indigentes del mundo, como señala el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). También la desigualdad es elevada y va en aumento. Según la organización humanitaria Oxfam, el diez por ciento de la población india posee el 77 por ciento de la riqueza del país, y, mientras que en 2000 había nueve multimillonarios, actualmente hay 199.
Un escaso número de personas contribuye mucho a la producción económica del país, mientras que la gran mayoría aporta poco. Así, en las zonas menos prósperas, se ve poco de la India moderna y del auge económico. Además, más de la mitad de la población vive de la agricultura, en particular de la explotación de pequeños establecimientos.
Según el Banco Mundial, en India vive el 18 por ciento de la población mundial, pero el país solo dispone del cuatro por ciento de los recursos hídricos. Mucha gente solo tiene difícil acceso a agua potable. Y la situación empeora ante la crisis climática y la desaparición de las aguas subterráneas, como advirtió ya en 2018 un grupo de reflexión gubernamental. Alrededor del seis por ciento de la población –una cifra considerable en términos absolutos- no tiene acceso a agua potable.
Y el acceso deficiente al agua afecta especialmente a las mujeres: a menudo, estas tienen que esperar horas en las colas ante las bombas de agua o caminar largas distancias para abastecerse. Sharma cree que los problemas de recursos en las ciudades podrían aumentar en el futuro, ya que cada vez más personas se trasladan desde el campo a la ciudad por motivos de trabajo: «El Gobierno no ha planificado realmente nuestras ciudades. Y eso se nota», enfatiza el catedrático.
La población de India sigue creciendo, pero la tasa de natalidad disminuye. Según cifras oficiales, desde hace algún tiempo las mujeres indias solo tienen una media de dos hijos a lo largo de su vida, es decir, menos de la tasa de reproducción de 2,1 necesaria para una población estable. Según estas estimaciones, cerca de dos tercios de las parejas utilizan actualmente anticonceptivos. Hace cinco años, solo una de cada dos parejas lo hacía.
Por Anne-Sophie Galli y Sunrita Sen (dpa)