Helsinki, 14 jul (dpa) – Helsinki, la pacífica capital de la neutral Finlandia, ha sido seleccionada cuidadosamente como lugar del encuentro entre Vladimir Putin y Donald Trump en momentos complejos, una cumbre que se celebrará el lunes (16 de julio) entre los dos hombres más poderosos del mundo y que se ha visto ensombrecida por las acusaciones de la Justicia estadounidense contra Rusia.
Mientras el presidente estadounidense Trump estaba fuera del país, el Departamento de Justicia en Washington presentó este viernes los últimos resultados de su investigación: Detrás del ciberataque a los miembros del Partido Demócrata durante la campaña presidencial estadounidense en 2016 no figuraba un hacker cualquiera, sino el servicio militar secreto ruso GRU. Otro indicio prácticamente irrefutable de que el largo brazo de Vladimir Putin llegó al corazón de la democracia estadounidense.
Pero aun cuando no se hubiesen conocido los últimos avances de la investigación al mando del fiscal especial Robert Mueller, la cumbre en sí ya preocupaba bastante por la particular personalidad de las dos personas que se van a reunir y que están al frente de las dos mayores potencias nucleares del mundo.
Trump, que durante su viaje a Europa esta semana ya ha sacudido y presionado a la OTAN y a la UE, se reúne ahora con Putin, un mandatario que para la OTAN es un enemigo y para la UE una carga. ¿Será que ambas poderosas autoridades llegarán a acuerdos que perjudiquen a terceros? No, no se va hablar de comercio, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien quería despejar así temores.
Entre los logros que se buscan en Helsinki figura sobre todo poder establecer un canal de comunicación entre Estados Unidos y Rusia. La relación atraviesa su peor momento en décadas. «Moscú quiere evitar que aumente la presión de Estados Unidos», señala el experto en política exterior Vladimir Frolov en el diario «Moscow Times». En ese sentido encaja que los demócratas hayan pedido que se cancele la cumbre.
Entre los riesgos del encuentro figuran las diferencias entre ambos participantes. Trump, siempre impredecible, es un principiante en política exterior, un hombre con una enorme y no del todo explicable predilección por Putin. El empresario multimillonario cuenta con poco claras conexiones con Rusia, que también están siendo investigadas por el fiscal especial Mueller.
Por su parte, Putin, un hombre con experiencia que tiene un pasado en el servicio secreto y décadas al frente de Rusia, sabe cómo manejar a los demás. ¿A qué concesiones, deliberadas o no, podrá hacer llegar a Trump?
«Lo peor sería que él (Trump) no llegue preparado al encuentro y se reúna con Putin, de quien es conocida su precisa preparación», explica a dpa en Washington el ex diplomático estadounidense Dan Fried.
En caso extremo, la libertad de decisión de Trump está limitada, algo que se puede ver en el tema de Ucrania. Estados Unidos impuso sanciones a Rusia por la anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014. Trump llegó a culpar a su predecesor Barack Obama de la anexión. Y poco antes de la cumbre, el consejero de seguridad John Bolton dijo que Estados Unidos podría cambiar su posición con respecto a la península en el Mar Negro.
Eso alentó los temores de que Trump pueda reconocer la anexión, lo que sería una gran concesión a Putin. La Casa Blanca niega que ese tema se esté debatiendo.
Las posibilidades de que Trump dé un cambio radical en la política están limitadas y eso tiene que ver con el Cogreso, según apunta Erik Brattberg, del centro de estudios Carnegie Endowment for Intenational Peace. «Trump, por ejemplo, tiene muy pocas posibilidades de suspender las sanciones a Rusia por Ucrania. Además de un cambio de la política estadounidense, puede causar más daños si dice cosas que socaven la posición conjunta trasatlántica», explicó Brattberg a dpa.
Pero tras las nuevas revelaciones de Mueller y la acusación contra doce miembros de los servicios secretos rusos, la atención se va a centrar sobre todo en si Trump habla con Putin de la injerencia electoral, y si lo hace, cómo lo hace.
El mandatario estadounidense siempre rechazó estas acusaciones descalificándolas de caza de brujas o «fake news» (noticias falsas). Por supuesto que Moscú lo niega todo. En el comunicado del Ministerio del Exterior ruso se apunta que se busca enturbiar la atmósfera antes de la cumbre.
Por Maren Hennemuth, Michael Donhauser y Friedemann Kohler (dpa)