El fútbol no se mide únicamente con estadísticas. Existe un elemento intangible que marca la diferencia: el ojo clínico para detectar talento y saber guiarlo. El entrenador nacional Helio del Busto lo resume con claridad: “no hay una vara para medir quién es el mejor; hay una cabeza para pensar y un lenguaje para opinar libremente”.

Este año, los nombres de Dembélé y Aitana Bonmatí resuenan en el debate sobre los mejores del mundo. Y detrás de esos éxitos está la importancia de creer en uno mismo, de la disciplina y del trabajo constante.
El caso Dembélé: de la indisciplina al estrellato
Helio recuerda cómo el francés Ousmane Dembélé, en sus primeros años en el Barcelona, mostró una preocupante falta de compromiso. Llegaba tarde a los entrenamientos o incluso no se presentaba, excusándose en un despertador que no sonaba. Esa actitud le apartó de la titularidad y generó dudas sobre su futuro.
El giro llegó con Xavi Hernández. El técnico catalán le puso los pies en el suelo, le exigió disciplina y le devolvió la confianza. El resultado fue evidente: Dembélé pasó de ser un jugador en el que no creían a convertirse en un jugador decisivo, con un contrato sin renovar y el reconocimiento de tener condiciones de auténtico crack.
Xavi y el valor de mirar a la cantera
Pero la visión de Xavi no se limitó a recuperar a Dembélé. El técnico también fue quien dio la alternativa a Lamine Yamal, con apenas quince años, en un partido frente al Betis. Una apuesta valiente que demostró la fe en la cantera y que hoy sitúa al joven atacante como una de las grandes promesas del fútbol mundial.
Helio subraya la importancia de ese ojo clínico: detectar a tiempo a los jugadores con potencial y darles confianza no solo mejora el rendimiento deportivo, también revaloriza a la plantilla y genera beneficios económicos para los clubes.
La pregunta clave
¿Cuánto vale tener en un club personas capaces de ver lo que otros no ven? Esa es la reflexión que deja Helio del Busto: el talento está en los jugadores, pero hace falta un entrenador con visión para pulirlo y darle forma.
Xavi no renovó su contrato con el Barcelona, pero deja tras de sí ejemplos claros de que el ojo clínico, bien utilizado, cambia carreras y puede marcar la diferencia entre el éxito y el olvido.