El entrenador nacional de fútbol, Helio del Busto, nos ofrece en nuestro diario un nuevo análisis del deporte rey, el fútbol, con su visión y sello personal.
Entrenador de fútbol. Es muy difícil saber hasta dónde llega la función que desempeña el segundo entrenador y demás compañeros. Y digo esto porque cada persona es un mundo. Pienso que el presidente de un club tiene que tener una persona o más de confianza total. Se puede dar el caso de que el entrenador del primer equipo sepa más que todos ellos juntos y también puede ocurrir que las personas de confianza desempeñen una actuación favorable a sus propios intereses.
Lo ideal es tener a Enrique Casas, que ha sido una persona muy favorable a los logros deportivos. Jugador que tenía un buen porvenir, allí estaba él para dar un diagnóstico certero y claro. Sus equipos volaban hacia el éxito.
Oviedo y Sporting han jugado competiciones europeas.
Voy claro, porque a mí nunca me ha gustado la ironía, y voy directo a donde se puede hablar democráticamente. Un problema grande puede aparecer cuando uno va con las ideas claras de qué hacer. Lo fácil puede ser más eficaz que cuando se destruye a las personas que te pueden hacer sombra sobre los razonamientos en cada momento.
He ayudado a entrenadores que han llegado muy arriba, y da la casualidad de que nunca me han echado. Eso sí, o he marchado porque se estaban aprovechando de mis conocimientos y, a la hora de valorar, se omite la verdad. La verdad la puedes silenciar, pero lo que no se puede hacer es aprovecharse de las personas y, a la hora del premio, esconder los méritos conseguidos por quienes te han ayudado.
Las personas que dejan marchar a quienes de verdad ayudan cometen un error que puede llevar al fracaso deportivo y también al fracaso como persona.
He estado en algún equipo profesional, y cuando el entrenador triunfa, asciende y ficha por otro equipo, puede ocurrir que allí se encuentre con personas que han estado siempre de segundo entrenador en el club y que, a base de engañar o hacer la pelota, logran quedarse. ¿Qué pasó? Que se cae el equipo, baja a Segunda División y desciende por querer tener un puesto de entrenador que creías que era fácil, pero por tus escasos conocimientos y por la nula capacidad de tus “pelotas” —me refiero a las personas que estaban allí, sin aportar conocimientos—, llevas al equipo al desastre deportivo y económico.
Muchos equipos no logran sus objetivos porque los presidentes no dan con las personas adecuadas. La gente que trabaja en un club profesional tiene que conseguir beneficios y las máximas victorias posibles, haciendo que el club sea respetado y querido por toda la afición nacional y extranjera.
Hay infinidad de equipos que fracasan en sus objetivos. Los equipos asturianos, hoy, están con metas claras.
Los azules quieren seguir en Primera, y de momento, semana tras semana, la ciudad y la afición están contentas porque tienen a Cazorla. El equipo pasó 23 años en Segunda y en Tercera División, con unas penurias económicas que ya son historia. Hoy toca disfrutar: ir a ver al Oviedo y verlo ganar. Y aunque pierda, se sigue pensando que se puede vencer el domingo. El club es de Primera.
Además, el Vetusta es líder en su categoría, marcando cinco goles, y los equipos de las distintas categorías disfrutan del buen trabajo que se está desarrollando en el fútbol base. Hoy, socios y aficionados se visten con su camiseta y bufanda azul por los bares y la ciudad, y sus hijos e hijas salen por las calles con la camiseta de Cazorla y sueñan con jugar algún día con el primer equipo. Padres, madres y abuelos dan color a las calles con auténtica felicidad. Todo es una fiesta.
Cazorla es un maestro y un fuera de serie. Es el que mejor se coloca, apoya al compañero, recupera balones y su infinidad de pases lo hacen titular. Sus lanzamientos de córner y sus goles, para mí, lo hacen merecedor de ser titular. Es el más rápido cerebralmente. Su juego sabio, su belleza en el toque de balón con ambos pies, en corto o en largo, y sus goles en los dos partidos de promoción frente a Almería y Mirandés —una promoción de auténtico suspense— me hacen pensar que es una pieza fundamental y decisiva. Con él hubo ascenso, y con su presencia el equipo seguirá en Primera. Es joven, porque es el más rápido mentalmente, y por eso es el primero en dar una respuesta positiva en el campo. Siempre me quedaré con el gol de falta de Cazorla frente al Mirandés: el equipo estaba eliminado y, con su tanto de auténtico maestro del fútbol, fue decisivo para que el Real Oviedo ascendiera a Primera División.
Sin embargo, en el Sporting toca intentar subir al equipo, y de momento el panorama no es positivo. Yo trabajé en el Sporting y, cuando vi que había personas que intentaban subir de puesto sin merecerlo, me marché. Eso sí, avisé a mis superiores de que tuvieran cuidado con este y aquel. Al final, al año siguiente, se cumplió lo que desgraciadamente había visto y advertido. Y eso se llama no trabajar limpio: hundes la sociedad deportiva y te hundes a ti mismo.
La afición del Sporting, en el partido de promoción frente al Lealtad, llenó Mareo. Media hora antes ya no entraban más coches. Hubo que cerrar las puertas. Mucha gente no pudo entrar por el lleno total que había allí dentro. Y eso es porque es una de las mejores aficiones de España. Siempre espera que la cantera funcione. Sus pensamientos siempre generan optimismo.
El Sporting necesita un trabajo sabio, concreto, estudioso y definido.
Helio del Busto, Entrenador Nacional