Hamburgo, 10 ene (dpa) – Bolardos, perros para detectar posibles explosivos y numerosos agentes de seguridad: la ciudad de Hamburgo ultima los preparativos de la inauguración mañana de su imponente y nueva Filarmónica a orillas del Elba.
La Policía alemana no quiere correr ningún riesgo para la gran fiesta de inauguración a la que están invitadas 2.100 personas, entre ellas, el presidente de Alemania, Joachim Gauck, y la canciller Angela Merkel.
El edificio de cristal erigido en forma de una gran ola sobre un antiguo almacén portuario se ha convertido en el nuevo símbolo de esta ciudad del norte de Alemania, que aspira a hacerse un nombre como meca de los amantes de la música y la arquitectura como lo hizo Sydney con su ópera o Bilbao con el museo Guggenheim.
La ciudad de 1,7 millones de habitantes vio cómo un proyecto de un presupuesto inicial de 77 millones de euros (81 millones de dólares) demoraba casi diez años en ser concluido y acababa costando al contribuyente 789 millones de euros (831 millones de dólares), diez veces más.
Los retrasos y el gran coste provocó que la «Elphi», como ya la apodan cariñosamente los hamburgueses, fuera durante muchos años más una pesadilla que un proyecto estrella.