Cada 31 de octubre en Candás y resto del mundo millones de personas celebran Halloween, una de las fiestas más reconocidas del otoño. Lo que comenzó como una tradición celta en Irlanda se ha convertido en un fenómeno global que mezcla disfraces, calabazas, historias de terror y actividades para todas las edades.

Halloween no solo tiene un carácter lúdico, sino también cultural. En muchos lugares, la noche se asocia a la antigua festividad de Samhain, en la que se creía que los espíritus cruzaban al mundo de los vivos. Hoy, esa raíz histórica convive con una celebración moderna que une a familias y amigos en torno a actividades creativas y divertidas.
Disfraces y creatividad
Uno de los elementos más característicos de Halloween son los disfraces. Niños y adultos aprovechan para transformarse en personajes de películas, monstruos clásicos o figuras populares de la cultura actual. Esta tradición fomenta la imaginación y ha convertido a la industria de la moda y el maquillaje en protagonistas de la temporada.
Calabazas y decoración
La calabaza tallada, conocida como Jack-o’-lantern, es el símbolo por excelencia de la noche. Hogares y calles se llenan de luces anaranjadas que crean un ambiente único. Además, las decoraciones con telarañas, esqueletos y fantasmas contribuyen a la atmósfera festiva.
Dulces y juegos
El famoso “truco o trato” es noticia en el mundo como la actividad favorita de los más pequeños. Recorren casas vecinas pidiendo golosinas y llenando la noche de alegría. En otros países, se organizan juegos como la búsqueda de manzanas en agua o concursos de calabazas.
Una fiesta global
Aunque Halloween tiene su origen en Europa, Estados Unidos fue el país que lo popularizó en el siglo XX. Hoy, se celebra en lugares tan diversos como México, España, Japón o Australia, adaptándose a las tradiciones locales. En algunos países, como México, coincide con el Día de los Muertos, creando una mezcla cultural de gran riqueza.
Halloween seguirá siendo una de las fiestas más influyentes del calendario internacional. Su capacidad de reinventarse y de atraer tanto a niños como a adultos asegura su vigencia como la noche más popular del otoño en todo el mundo.