(dpa) – Los gatos adoran su espacio, pero al mismo tiempo son cariñosos y necesitan mimos. Es por ello que pueden ser especialmente sensibles a los cambios, por ejemplo, cuando llega un bebé a la familia.
Sin embargo, con un poco de planificación, los dueños suelen acostumbrar a la mascota a convivir con el recién nacido sin problemas.
Bastante antes de que nazca el bebé, conviene habituar al gato poco a poco a los cambios que se avecinan. «Para que el gato se acostumbre a todo lo nuevo, debe explorar la habitación del bebé», aconseja la veterinaria y terapeuta del comportamiento animal Andrea Böttjer.
La experta también aconseja familiarizar al gato con los ruidos del recién nacido. «Para muchos gatos, estos sonidos desconocidos pueden desencadenar ansiedad. Seguir unas pautas para familiarizarse con esos ruidos puede ayudar», explica.
Cuando la madre y el niño vuelven a casa después del parto, el gato puede acostumbrarse paso a paso a esa nueva vida que se desarrolla con la criatura. Esto significa que el animal puede acercarse al bebé, se le puede dejar observar cuando se le cambian los pañales o cuando se le da de comer, pero siempre sin acercarse demasiado.
Para que la mascota se acostumbre al olor del nuevo integrante de la familia, también se le puede dar a oler un body ya usado. Si el pequeño duerme durante el día, los adultos pueden pasar tiempo cerca del bebé con el gato, quizás incluso dándole alguna golosina, para que asocie esa proximidad con algo agradable.
Si al final todo resulta demasiado para el animal o se tiene la sensación de que al gato no le apetece, hay que darle la opción de retirarse o salir de la habitación. Para evitar los celos, la experta aconseja además mantener rituales fijos, como por ejemplo abrazarlo todas las noches.