(dpa) – En algunos casos, la picadura de una garrapata puede ocasionar graves trastornos a la salud de nuestras mascotas, sobre todo de los perros.
Estos parásitos de unos pocos milímetros que se alimentan de sangre son potencialmente peligrosos como portadores de enfermedades graves, también para los humanos.
Según explica Astrid Behr, portavoz de la Asociación Alemana de Veterinarios, las garrapatas son particularmente activas en primavera y verano. Cuando el animal se desplaza entre la hierba o los arbustos la garrapata se adhiere a su piel.
En el caso de los gatos, las garrapatas no transmiten enfermedades. «Sin embargo, una picadura puede provocarle irritaciones locales, por ejemplo en forma de inflamación», señala Behr.
En cuanto a los perros, el problema ha empeorado en los últimos años. Behr comenta que durante mucho tiempo prácticamente solo representaba un peligro la garrapata de la madera, la especie más conocida en Alemania. Al igual que en los humanos, esta garrapata también puede transmitir la enfermedad de Lyme y causar inflamación de las articulaciones de los perros.
Existe una vacuna específicamente para perros contra la enfermedad de Lyme. «Pero solo sirve si el animal no está ya infectado con la bacteria borrelia. Por lo tanto, hay que someterlos a una prueba de anticuerpos antes de ser vacunados», recalca la veterinaria alemana.
Las garrapatas del Mediterráneo
La garrapata del pantano y la garrapata canina marrón también llegaron a Alemania. «Incluso en algunas regiones ya están muy extendidas», apunta Behr.
Ambas especies son originarias de la región del Mediterráneo y pueden transmitir infecciones bacterianas como la babesiosis (también llamada malaria en perros) y la ehrlichiosis. Sus patógenos atacan a los glóbulos rojos o blancos y, en particular, la babesiosis puede ocasionar la muerte si no se trata.
«Lo ideal es que las garrapatas no piquen. Pero si lo hacen, los dueños deben analizar con su veterinario cuál es el remedio apropiado para su mascota», comenta Hester Pommerening, portavoz de la Asociación Alemana de Bienestar Animal.
¿Collares, tópicos o pastillas?
Para el tratamiento y prevención de garrapatas hay diversos productos.
En el caso de usar collares es importante que estos tengan un efecto repelente. Los collares liberan una sustancia activa en forma de diminutas partículas de polvo que evitan una picadura del parásito, detalla el veterinario Ralph Rückert. Sin embargo, destaca que no es conveniente el uso de un collar si hay niños en el hogar.
«Existe el riesgo de que los niños pequeños ingieran el repelente si se meten los dedos en la boca después de acariciar a la mascota», señala. Rückert añade que por lo general estas dosis suelen ser muy pequeñas y, por lo tanto, inofensivas.
Otra alternativa para evitar las garrapatas es el uso de pipetas o los llamados spot-on que se aplican directamente en el lomo del animal. Algunos perros o gatos pueden presentar reacciones adversas como irritaciones en la piel.
En cualquier caso, hay que consultar primero con el veterinario antes de utilizar alguno de estos productos. Esto vale especialmente para los gatos, que requieren de dosis más bajas del líquido antiparasitario que los perros.
«Un repelente de garrapatas para perros podría matar a un gato», advierte Astrid Behr.
La tercera posibilidad son las pastillas que contienen ingredientes activos del grupo de las isoxazolinas. «Estas son muy efectivas porque la sangre se vuelve tan tóxica que mata al parásito», asegura Ralph Rückert.
Según apunta el veterinario, la ventaja de las pastillas es que los ingredientes activos solo se encuentran dentro del cuerpo del perro o gato y esto es conveniente cuando hay niños pequeños en la casa.
El uso de pastillas antiparasitarias generó una controversia entre los amantes de los animales, ya que muchos temen los efectos secundarios que puede causar la ingesta de estos químicos.
En tanto, la mayoría de los veterinarios opina que los preparados no son perjudiciales. «Los medicamentos para animales se prueban durante años para comprobar su eficacia y tolerancia antes de ser aprobados», asegura Behr.
Rückert admite que al principio las tabletas contenían dosis mucho más altas. «Pero ahora vienen con una dosis más baja y duran un mes en vez de tres. El especialista advierte que las pastillas no tienen un efecto disuasorio: las garrapatas primero pican al animal y recién después se mueren.
Por otro lado, los expertos aseguran que los collares de ámbar u otros métodos disuasivos esotéricos son ineficaces. El aceite de coco es una alternativa natural a los preparados químicos, ya que el ácido láurico que contienen disuade a las garrapatas. Sin embargo, para lograr un efecto antiparasitario habría que aplicarlo en grandes cantidades.
Además, la Asociación Alemana de Protección Animal se manifiesta en contra del aceite de coco. «Para nosotros los humanos tiene un olor agradable pero para los animales, que tienen un sentido del olfato muy fino, es una molestia. Y en especial para los gatos el cuidado de la piel es esencial», resalta Pommerening.
No eche aceite sobre las garrapatas
El hecho de que los dueños de perros o gatos prefieran una protección eficaz o prescindan de los preparados químicos contra las garrapatas es, en última instancia, una cuestión personal.
En cualquier caso es importante revisar al animal después de un paseo y quitarle las garrapatas, pero bajo ninguna circunstancia deben ser rociados antes con aceite.
«Esto hará que la garrapata luche por su vida y que antes de soltarse expulse saliva, lo que hace más probable el riesgo de una transmisión de enfermedades», aclara Rückert.
Al quitarla, es importante que la garrapata esté lo más cerca posible de la piel. «Entonces se la saca sin girarla», añade. Si se tiene dificultades con los dedos también se pueden usar tarjetas quita-garrapatas o pinzas.
Si el animal es removido junto con su cabeza no hay que simplemente dejarlo caer, porque la garrapata podría eventualmente encontrar a su próximo huésped. No hay otro remedio que aplastarla con un objeto duro y tirarla a la basura, evitando especialmente entrar en contacto con su fluido corporal.
Por Fabian Busch (dpa)