(dpa) – Una niña aprende a jugar al ajedrez en un orfanato y más tarde revoluciona el mundo de los grandes maestros: la trama de la serie de Netflix «Gambito de dama» en realidad puede describirse en apenas una frase.
Sin embargo, su puesta en escena es tan sofisticada y fascinante que por estos días conquista el mundo. En su primer mes, más de 60 millones de hogares vieron esta adaptación fílmica de un libro dividida en siete capítulos, lo que representa un récord para series de Netflix.
«Gambito de dama» se centra en la niñez y juventud de la prodigiosa ajedrecista estadounidense Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) en el Kentucky de 1950 y 1960. La joven nunca conoció a su padre y su madre, con problemas mentales, murió en un accidente automovilístico cuando Beth era pequeña.
Esta muchacha callada heredó de su madre la genialidad matemática. Pero Beth recién descubrirá su talento cuando el reservado conserje Shaibel (Bill Camp) le enseñe a regañadientes a jugar al ajedrez.
Al igual que cualquier verdadero niño prodigio en este juego, Beth Harmon no necesita el tablero ni las piezas para imaginarse las posibles constelaciones en los próximos movimientos.
Mientras que las demás niñas del orfanato duermen, ella visualiza gigantescas figuras de ajedrez en el techo, el único efecto visual que sorprende en la serie.
En el tablero de ajedrez del conserje en el sótano, la niña de ocho años descubre el juego de las 64 casillas y se apasiona por este deporte mental.
En el transcurso de la serie dramática estadounidense, Beth irá venciendo rival tras rival. Sin embargo, su mayor contrincante se encuentra dentro de su propia cabeza: la adicción a los tranquilizantes.
La actriz argentino-británica Anya Taylor-Joy -conocida por la película de terror «The Witch»- encarna el rol protagónico de manera brillante. Estudia a sus oponentes como si fuera un felino, mueve las piezas de ajedrez. Pero, cuando está sola, a menudo cae en las profundidades de la desesperación.
Para dotar a este cuento de hadas para adultos de la óptica de la novela original, grandes tramos de la serie fueron rodados en Berlín, que tiene un aspecto mucho más similar a los años 60 en Kentucky, París o Moscú que el actual Lexington, ciudad natal de Beth Harmon.
Por lo tanto, los espectadores podrán reconocer el bulevar Karl-Marx-Allee, que fue construido en los años ’50 con la estética del clasicismo socialista. La fachada del orfanato corresponde en tanto al castillo Schulzendorf, que se encuentra al sur de Berlín.
Walter Tevis, autor del libro en el que se basa la serie, también creció en Kentucky. Durante su paso por un hogar se convirtió en adicto a las pastillas, no podía relacionarse con sus pares y como adolescente se fugó a un juego de billar.
Con «The Hustler», estelarmente filmada en 1961 en base a su novela homónima, Tevis se lanzó a la fama como escritor. Por esa época, un joven ajedrecista oriundo de Brooklyn llamado Bobby Fischer concentraba las miradas.
Y también Tevis descubrió el ajedrez. Posteriormente creó a su Beth Harmon en gran medida en base a una versión femenina e idealizada de Fischer. Cuando este se convirtió en campeón mundial en 1972, este deporte experimentó un «boom» en Estados Unidos. Los juegos de ajedrez se agotaron y los maestros pasaron a no tener horarios disponibles.
Justamente esto se vuelve a repetir por estos días. Desde hace cuatro semanas que «Gambito de dama» es la serie mundialmente más vista de Netflix y logró posicionarse primera en 63 países. Y también el libro ve dispararse sus ventas: 37 años después de su primera edición, la novela de Tevis ingresó en la lista de bestseller del «New York Times».
Los clubes de ajedrez y los pocos cafés de ajedrez que persisten actualmente se encuentran cerrados, pero no hay dudas de que «Gambito de dama» le dio un nuevo impulso al juego de las 64 casillas, ya en auge desde el primer «lockdown» por la pandemia.
En plataformas como chess.com o LiChess se quintuplicaron los nuevos registros durante las últimas semanas. En tanto, las campeonas de ajedrez son actualmente muy buscadas para entrevistas.
Es probable que Beth Harmon sea elegida «ajedrecista del año» y no el gran maestro Magnus Carlsen. Cuando el campeón mundial recientemente promovió sus torneos online Champions Chess, se le preguntó sobre todo por «Gambito de dama». Carlsen opinó entonces que la serie es formidable, pero lamentablemente no demasiado realista.
Aunque es frecuente que el ajedrez aparezca en películas y en la televisión, por lo general se lo muestra de manera confusa o incongruente con la realidad. Por lo tanto, se le debe agradecer a los realizadores de la serie que prácticamente todo lo que acontece en torno al ajedrez en «Gambito de dama» sea creíble.
Los movimientos de la heroína Beth Harmon provienen de partidas de grandes maestros elegidas por el ex campeón mundial Garry Kaspárov. Y, para comportarse como verdaderos jugadores delante del tablero, los actores recibieron ayuda del maestro neoyorquino de ajedrez Bruce Pandolfini. Los libros, figuras y relojes de ajedrez de los años 60 asimismo le conceden autenticidad a la serie.
En cambio, resulta poco realista cuán rápidamente Beth Harmon asciende prácticamente sin reveses a la cima mundial. Ni siquiera se les concede a los espectadores de Netflix que la protagonista acepte terminar en tablas ante alguno de sus rivales.
Los hombres a los que vence la heroína reaccionan con cortesía y reconocimiento. En el caso de oponentes reales, una Beth Harmon verdadera tendría que haber lidiado con el sexismo, aseguran muchos conocedores del mundo del ajedrez. Esta es la profunda razón por la cual muchos jugadores aman tanto la serie. Porque «Gambito de dama» muestra el ambiente del ajedrez tal como le gustaría ser.
Por Stefan Löffler (dpa)