(dpa) – Luego de dos años de pandemia, el 20 de marzo llegó a su fin en Alemania la obligatoriedad de numerosas medidas preventivas contra el coronavirus. También en otros países se están levantando restricciones impuestas durante el auge de la pandemia.
Y estas reglas brindaron protección, en el mejor de los casos, no solamente de un contagio del coronavirus, sino también de agentes patógenos de otras enfermedades. Pero este escenario se modificará durante las próximas semanas.
Entonces, ¿qué significa esto? ¿Debe preocuparnos que nuestro sistema inmunitario haya perdido el entrenamiento? ¿Sucede lo mismo que con los músculos, cuando no se los activa de forma regular?
«La respuesta sintética es no», comenta el secretario general de la Sociedad Alemana de Inmunología (DGfI, por sus siglas en alemán), Carsten Watzl. «Básicamente el sistema inmunitario no funciona como un músculo que se debilita cuando se lo usa menos».
Y, además, a esto se suma que, a pesar de las medidas preventivas contra el coronavirus, no vivimos durante los dos últimos años en una burbuja estéril.
«A pesar de que muchos agentes patógenos llegan al cuerpo por el aire que respiramos, existen muchos otros que asimilamos a través de la alimentación o de la piel», sostiene Watzl.
Pese a la mascarilla en el rostro y los desinfectantes para las manos, nuestro sistema inmunitario se estuvo esforzando para continuar lidiando con los gérmenes.
Sin embargo, la pandemia ha provocado un atasco de ciertas infecciones. Esto se debe a que algunos patógenos, incluidos los virus del resfrío, nos infectan una y otra vez en nuestra vida.
Tras una infección, la inmunidad no dura demasiado tiempo. «Esto significa que, cada par de años, estoy nuevamente expuesto. Y si no tengo esta infección y refresco mi inmunidad, entonces sigo estando expuesto», según indica Watzl.
El inmunólogo estima que muchas de estas infecciones se pondrán al día como resultado de la eliminación de las reglas anticoronavirus.
Por lo tanto, durante la primavera europea puede haber muchas personas resfriadas, con afecciones sin relación con el coronavirus. Y esto, subraya Watzl, no tiene tampoco que ver con que el sistema inmunitario haya perdido su rendimiento en tiempos de pandemia y a causa de las medidas de protección.
Es posible, detalla, que muchos de nosotros tengamos resfríos más seguido. Pero, puntaliza el inmunólogo, esto puede tener que ver con que muchos directamente ya no estamos acostumbrados a estar resfriados.
Watzl apunta que también en niños pueden producirse infecciones que se ponen al día, por ejemplo con el virus sincitial respiratorio. «Pero esto tampoco se relaciona con que el sistema inmunitario de los niños se haya debilitado con la pandemia, sino que simplemente es la primera infección que actualmente atraviesa una temporada doble».
Y, aunque el sistema inmunitario no sea comparable con un músculo, se escucha una y otra vez de maneras a través de los cuales se refuerza el sistema inmunitario, así como su fortaleza defensiva.
¿Tiene esto sentido? «En principio me opongo a la postura de que hay que fortalecer el sistema inmunitario», comenta Watzl, ya que considera que la mayoría de las personas nacen con un sistema inmunitario que funciona bien.
Por lo tanto, opina que no hay que hacer nada adicional. Para que el sistema inmunitario pueda trabajar bien, deben cumplirse determinadas condiciones.
«Se necesita relativamente bastante energía, se necesitan algunos oligoelementos y vitaminas. Y si no le doy al sistema inmunitario lo que necesita, entonces funcionará peor», afirma Watzl.
Quien se alimenta mal, duerme o se mueve demasiado poco o atraviesa demasiado estrés, aminora la capacidad de rendimiento de su sistema inmunitario.
«Por lo tanto, lo mejor que se puede hacer es eliminar esta debilidad, durmiendo lo suficiente, comiendo sano, practicando deporte», afirma Watzl. Para la mayoría de las personas, esto es suficiente para mantener sano el sistema inmunitario.
Sin embargo, a partir de un determinado punto, Watzl indica que ya no es posible hacer rendir más al sistema inmunitario. Una optimización ilimitada, señala, no funciona.
Un ejemplo de esto son los comprimidos de vitamina D. Estos realmente pueden impedir algunas infecciones, tal como revelan diversos estudios. Por lo tanto, refuerzan el sistema inmunitario.
«Pero esto solamente funciona en personas que previamente tenían escasez de vitamina D. Si no tengo una deficiencia, entonces no traerá absolutamente ningún beneficio adicional», advierte Watzl.
La píldora mágica que refuerza el sistema inmunitario en su totalidad no existe. Sin embargo, las vacunas son una forma de entrenar al sistema inmunitario para que pueda defenderse de patógenos específicos.
Por lo tanto, quien no se encuentre atravesando una debilidad de su sistema inmunitario, deberá evitar pensar demasiado en estos tiempos acerca de este tema. Mientras tanto, una buena porción de prudencia seguirá siendo una medida acertada.
Por Ricarda Dieckmann (dpa)