Y con el verano llego el ruido, pues hay que saber diferenciar entre ruido, calidad musical y ocio para toda la familia, especialmente cuando las fiestas son parte de pueblos de toda España.
Durante esta bonita época y estación del año en la que la palabra «fiesta» se convierte en sinónimo de sol, playa, amigos y noches “creadas para bailar”, muchas veces no es así lamentablemente. Y la fiesta se convierte en un derroche de ruido y luces estroboscópicas que muchas veces dejan la calidad musical en un rincón olvidado.
Bienvenidos a la era de los eventos de verano, donde la variedad y la calidad musical han sido secuestradas por una playlist en «shuffle» de éxitos hipercomerciales y remixes que parecen hechos para tapar una gran serie de carencias, no en todos lados, y no todos los animadores o grupos son así, pero la verdad es que “ya nada es como antes”. Hoy en día todo se basa en gritar, luces y repetirse una y otra vez. ¿Era así hace cuatro o diez años?, todos sabemos que no, y no es criticar por criticar, pues hay que reconocer que hay grupos y muchos profesionales que saben conectar y entender a los asistentes a las fiestas y eventos del verano. Otros no tanto… ( pensamiento y opinión de muchas personas )
No me malinterpreten, las fiestas de verano pueden ser absolutamente mágicas. Imagina una puesta de sol impresionante, una brisa cálida y, de fondo, una banda en vivo o un DJ que realmente sabe lo que hace, mezclando ritmos de todos los tiempos y para todas las personas que desean disfrutar del ambiente. Eso sería el paraíso. Pero en muchos eventos, en lugar de este deleite para los sentidos lo que es «moda» es a más ruido mejor…
Estamos lidiando con un bombardeo auditivo de golpes de bajo ensordecedores y luces cegadoras que harían parecer una discoteca de los 70’s un recinto de meditación zen.
¿Dónde quedó la variedad musical? Aquel DJ que te sorprendía con un set que incluía desde ritmos latinos hasta rarezas electrónicas experimentales ha sido reemplazado por alguien cuyo mayor talento radica en apretar «play» y levantar las manos al público (¡hey, en serio, ¿qué demonios están señalando allá arriba?!). Entonces, te encuentras en medio de una multitud sudorosa, con un aturdimiento que ni tres “bebibles” lograron explicar, preguntándote si no hubiese sido mejor quedarse en casa escuchando una playlist currada por ti mismo.
Vuelvo y repito: hay fiestas y fiestas. Hay eventos de verano que lo tienen claro y sacan lo mejor de ambos mundos. Podemos ver fiestas de gran calidad, orquestas de gran calidad, y dj’s que realmente saben cuál es su papel, y eso sucede en algunos lugares, pero hoy como dice un amigo “burro grande, ande o no ande” (escenarios enormes y precios desorbitados por su contratación) que aporta al espectador entre nada y muy poco.
Así que, estimado lector, la próxima vez que pongas un pie en un evento de verano, te animo a que seas exigente. Busca aquellos donde la calidad y la variedad musical sean celebradas, porque después de todo, ¿no es el verano la mejor época del año para disfrutar de buena música, buenos amigos y, por supuesto de esas tradiciones que se han dejado a un lado para hacer “caja”. Vamos, que las luces y el ruido tienen su momento, pero nada se compara al éxtasis de una buena canción en el ambiente perfecto.