TARRAGONA (dpa) – Al igual que el motor de un coche de carreras, el rugido es cada vez más fuerte. Luego, un tren rojo con el aspecto de un bólido pasa a gran velocidad y sube casi verticalmente hasta una altura de 112 metros. Los pasajeros están sentados en trenes de montaña rusa que son réplicas de Ferraris y gritan y chillan, sobre todo cuando caen por el otro lado de la atracción.
”Red Force” es el nombre de la construcción futurista en el nuevo parque de atracciones “Ferrari Land”, que se abrió al público el 7 de abril en la Costa Dorada española. Según la operadora del parque, la montaña rusa es la más alta y más rápida de Europa, e incluso infunde temor a personas con mucha experiencia en este tipo de atracciones.”Es muy impresionante. No me atrevo”, dice un visitante de Alemania al dar marcha atrás delante de la extraña construcción, que se parece a una gigantesca letra U invertida.
Quienes sí se atreven están muy entusiasmados, entre ellos Marc Gené, quien trabaja desde 2005 como conductor de pruebas para la Escudería Ferrari. “La fuerza centrífuga es de unos 4G, de modo que el cuerpo está expuesto a una presión como en un coche de Fórmula 1”, explica Gené, de 43 años. “Además, al igual que un coche de carreras, el tren acelera de 0 a 180 kilómetros por hora en solo cinco segundos, por lo que la sensación es prácticamente la misma”.
El parque temático con sus 11 atracciones ha costado en total casi 100 millones de euros (105 millones de dólares). El nombre Ferrari promete. Todo gira en torno a la velocidad, la adrenalina, el color rojo y el logotipo mundialmente famoso con el Cavallino Rampante.
Después de que la estrella de Fórmula 1 Sebastian Vettel colocara la primera piedra en mayo de 2015, 550 personas crearon de la nada Ferrari Land en menos de dos años.
Sin embargo, ¿por qué la emblemática empresa italiana eligió a España en vez de montar el parque en su propio país? “Ferrari estaba buscando un parque ya existente para anexionar a él la nueva instalación, y finalmente se decidió por el parque PortAventura, que ya se creó en 1995”, explica Mark Robinson, el director de marketing del parque de ocio más grande de España. PortAventura está situado a unos 100 kilómetros al sur de Barcelona, en la provincia de Tarragona, y es fácil acceder a él en avión o tren.
”A través de ‘Ferrari Land’ esperamos abrir nuevos mercados, sobre todo en Italia, por supuesto, pero también en Alemania, Bélgica, Holanda y Escandinavia”, dice el director general, Fernando Aldecoa. El objetivo es lograr tan solo en 2017 un millón de visitantes nuevos y romper así la marca de los cinco millones de visitantes. “El nuevo parque debe ser en primer lugar un tributo a Enzo Ferrari”, subraya Aldecoa al referirse al legendario fundador de la empresa.
El año 2017 no fue elegido al azar para la inauguración del parque temático: hace exactamente 70 años se fabricaron los primeros Ferraris. “La empresa llegó a convertirse de un pequeño taller de un soñador en una marca mundial”, señala el director de marketing de Ferrari, Luca Fuso, al recordar la historia de esta empresa, que cotiza en bolsa desde 2015.
Piero Ferrari, el hijo de Enzo (1898-1988), viajó de Italia a Tarragona para asistir a la inauguración y, en la víspera de la apertura del parque al público, está visiblemente conmovido. “Mi padre estaría hoy muy feliz”, dice Piero Ferrari, de 71 años, que todavía posee el diez por ciento de los títulos de la empresa. “Para nosotros siempre lo más importante ha sido estar cerca de nuestros fans”.
El parque de atracciones no es el único de su tipo pero sí el primero en Europa: ya en 2010 se inauguró en Abu Dhabi “Ferrari World”, que abarca una superficie de 200.000 metros cuadrados. Con 70.000 metros cuadrados, la filial española es mucho más pequeña. “Me lo había imaginado mucho más grande”, comenta un visitante. La entrada combinada para PortAventura y el parque contiguo Ferrari Land cuesta para un día 60 euros (63,50 dólares). No se venden entradas exclusivas para el nuevo parque.
El corazón del parque es la “Ferrari Experience” con su gigantesca cúpula de color rojo encendido con forma de coche de Fórmula 1. Además, hay un circuito de carreras, simuladores con forma de bólidos rojos, una réplica de un pit stop donde dos equipos pueden competir en el cambio de neumáticos y dos torres de rebote que funcionan como auténticos pistones. Quien deje atrás el mundo de los bólidos llega a ”Pequeña Italia”, con réplicas de la torre de San Marcos y el Coliseo.
Sin embargo, la mayoría de los visitantes acuden una y otra vez a la enorme mega-atracción, la “Red Force”, con su perturbadora caída vertical. “Tuve una sensación de ingravidez y de ser catapultada al cielo”, relata una visitante al término del infernal recorrido de color rojo.
Por Carola Frentzen (dpa)