Ciudad de México, 14 nov (dpa) – Con su barba blanca y sus sacos de colores, calcetas rojas o corbata amarilla, Fernando del Paso nunca pasaba inadvertido.
Tampoco su obra, en especial sus tres libros más importantes, «Palinuro de México, «José Trigo» y «Noticia del imperio», este último de más de 600 páginas, considerados monumentos literarios.
Tradición y modernidad, sentido del humor, dolor por México fueron algunos de los sellos de este escritor, Premio Cervantes 2015, que murió hoy a los 83 años en la ciudad mexicana de Guadalajara.
«Mis tres novelas reflejan, creo yo, mi amor muy grande por México y, por lo tanto, una preocupación muy honda por lo que pasa y le pueda pasar», dijo Del Paso en un homenaje cuando cumplió 80 años.
Sumergirse durante varios años en la investigación para sus obras fue otra de sus marcas. Del Paso dedicó una década a su historia novelada del emperador Maximiliano y su esposa Carlota, que reinaron en México.
En comparación con otros autores mexicanos como Octavio Paz y Carlos Fuentes, Del Paso era un autor menos conocido en el exterior pese a ser considerado uno de los mayores escritores mexicanos.
Narrador, poeta, ensayista, fue también pintor y diplomático, periodista y locutor de la BBC y de Radio Francia Internacional. Su obra está compuesta por varias novelas, ensayos, libros infantiles, poesía, teatro.
Fue «uno de los más grandes narradores de nuestro tiempo, autor de tres obras maestras, ‘José Trigo’, ‘Palinuro de México’ y ‘Noticias del Imperio’, portentosos universos verbales que seguirán confrontándonos siempre», resumió el escritor mexicano Jorge Volpi al conocerse la noticia de su muerte.
Del Paso hablaba de México con dolor. «Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza», dijo en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares cuando recibió el Cervantes el 23 de abril de 2016.
Ahí denunció «los atracos, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo» en México. «Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar», lamentó.
Del Paso quiso ser médico, pero la impresión que le causaba ver sangre lo hizo desistir. Estudió dos años de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Abandonó la carrera y se dedicó a la escritura.
Entre sus obras figuran la novela policial «Linda 67, historia de un crimen» (1995), el poemario «Sonetos de amor y de lo diario» (1997), las piezas teatrales «Palinuro en la escalera» (1992) y «La muerte se va a Granada» (1998).
Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y de la Fundación Guggenheim. Vivió en Estados Unidos, en Londres y en París, donde fue consejero cultural de la embajada de México en Francia y luego cónsul general de 1989 a 1992.
«No solamente es un gran escritor, es un hombre que nunca pierde piso, está consciente del país en el que vivimos, de todos los problemas, todas las debilidades que México tiene como nación», dijo sobre él el autor mexicano Élmer Mendoza.
Por «José Trigo» (1966) ganó el Premio Xavier Villaurrutia en 1966, mientras que «Palinuro de México» (1977) le mereció el Rómulo Gallegos en 1982. Con «Noticias del imperio» (1987) obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura el año de su publicación.
En 1991 obtuvo el Premio Nacional de Letras y Artes y en 2007 el Premio FIL de Literatura de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, entre otros reconocimientos.
Después de abandonar París, asumió como director de la Biblioteca Iberoamericana «Octavio Paz» en la ciudad mexicana de Guadalajara. Desde 1996 formaba parte de El Colegio Nacional de México, estaba casado y tuvo cuatro hijos, uno de ellos ya fallecido.
Sobre los premios Del Paso acostumbraba a decir que existen más escritores buenos que premios buenos. Y que cuando se premiaba a unos otros se quedan sin ganar.
«Me siento sumamente halagado y un poquito abrumado también. Yo no escribo para ganar premios, pero por fortuna han llegado», dijo sobre el Cervantes.
Por Andrea Sosa Cabrios (dpa)