Berlín, 19 jun (dpa) – Repentinamente el cine se vuelve un asunto grandioso: en los años de la década de 1920 los novios concurren a ver películas mudas y en las ciudades alemanas se construyen palacios de cine.
Pero no solamente los hombres hacen películas, sino que también se involucran mujeres detrás de la cámara, según refleja la exposición «Kino der Moderne – Film in der Weimarer Republik» («Cine moderno – Películas en la República de Weimar»), que podrá visitarse a partir de este jueves en la Cinemateca Alemana en Berlín.
Según considera la curadora Kristina Jaspers, las labores de realizadoras han caído más frecuentemente en el olvido. Luego de la Primera Guerra Mundial, se registró un fuerte auge; se rodaron numerosas películas y se necesitaron numerosos guiones, apuntó Jaspers. Las mujeres escribieron, diseñaron trajes y también produjeron películas, explicó.
Entre los nombres más conocidos se encuentra el de Lotte Reiniger, quien hizo una película de animación con siluetas de papel. El guión para la cinta futurista de Fritz Lang «Metropolis» perteneció a otra mujer, la autora Thea von Harbou, recordó Jaspers.
También es conocida Leni Riefenstahl, quien posteriormente se convirtió en la directora preferida de los nacionalsocialistas y realizó películas de propaganda.
La exposición se sumerge en el aspecto cinematográfico de la República de Weimar (1918-1933). ¿Quiénes iban al cine? ¿Y qué películas miraban los espectadores?
Entre otros se exhiben los diseños de los afiches para la película de terror «Nosferatu», un abrigo de leopardo de la diva Marlene Dietrich o viejas fotografías de pasaportes, en las que la gente posa como lo hace actualmente en las cabinas de fotos automáticas de Berlín.
La exposición ya pudo ser vista en otra versión modificada en la Bundeskunsthalle en Bonn, pero en Berlín se suma un sector adicional sobre las mujeres detrás de la cámara. En «Weimar femenino» se muestran varias biografías que no necesariamente son conocidas.
Entre ellas se cuentan la productora cinematográfica Liddy Hegewald y la guionista Luise Heilborn-Körbitz, quien adaptó entre otros a la pantalla grande «Los Buddenbrook» del escritor Thomas Mann. «Hay que imaginarse esto: adaptar una novela de 1.000 páginas a una película muda de 90 minutos con pocos títulos de enlace», recalcó Jaspers.
Posteriormente varias realizadoras quedaron en el olvido. Algunas no pudieron continuar sus carreras luego de 1933 y se perdieron documentos.
«También se supone que desaparecieron más de estas películas», explicó la curadora. Recién décadas más tarde volvió a ser posible que las mujeres pudieran volver a experimentar tanto detrás de la cámara, añadió.