(dpa) – La práctica del esquí y el snowboard demanda comodidad en la vestimenta y abrigo suficiente, por lo que es crucial una buena elección y usar diversas capas de ropa.
Usar tres capas de ropa según el principio de la cebolla es una buena solución para evitar congelarse en las pistas.
Sobre la piel se recomienda una capa que repele la humedad hacia la superficie, «porque cuando uno se siente mojado, siente a menudo más frío», señala Andreas König, de la Asociación Alemana de Esquí.
Por lo tanto, la primera capa debería ser, idealmente, ropa interior funcional. La opción más económica en este caso suelen ser las fibras sintéticas que transportan el agua (del sudor) del cuerpo hacia afuera.
Los productos de lana merina son más caros. Sin embargo, según la opinión de König, las fibras naturales de origen animal tienen la ventaja de que son cómodas de llevar, proporcionan calor y también transportan la humedad del cuerpo hacia afuera.
Directamente sobre la ropa interior viene una segunda capa de ropa que abriga, almacena la humedad y, en el mejor de los casos, permite que esta pase más al exterior. Pueden ser tejidos de algodón o de fieltro sintético (vellón polar), a menudo son combinaciones de fibras naturales y sintéticas.
La tercera capa es la impermeable. Las chaquetas clásicas para el esquí y el snowboard suelen ser en su mayoría de «hardshell», un tejido que se encuentra en prendas que necesitan ser impermebales y transpirables por diferentes condiciones meteorológicas.
Esta tela mantiene la humedad fuera y, a la inversa, lo ideal es que también deje salir la humedad del interior hacia afuera, aunque las membranas integradas, por ejemplo, tienen sus límites en este aspecto.
«No hay ningún producto que sea 100 por ciento impermeable y que al mismo tiempo sea 100 por ciento respirable», apunta König.