Wolfsburgo (Alemania), 30 sep (dpa) – Las polémicas arbitrales sucedidas tanto en el empate a uno del Wolfsburgo alemán contra el Sevilla español como en el Milan-Atlético de Madrid de la Liga de Campeones han hecho aún más daño a la tecnología del videoarbitraje.
«Todo el mundo aquí en la sala, en el estadio y frente a la televisión está de acuerdo en que eso no es un penalti. Incluso más claramente con el videoarbitraje», dijo en rueda de prensa el entrenador del Wolfsburgo, Mark van Bommel.
Un penalti dudoso a favor del Sevilla pitado en el minuto 84 privó a su equipo de su primera victoria en esta temporada en la Liga de Campeones, ya que el croata Ivan Rakitic lo convirtió minutos después y logró así el empate a uno para el club español.
Hasta ahora, la mayoría de las discusiones sobre el árbitro asistente de video VAR (por sus siglas en inglés) se han centrado en el hecho de que a veces intervenía en determinadas situaciones y a veces no. Así que, a menudo, se trataba de cuándo se utilizaba, y no del sistema en sí.
Sin embargo, el miércoles por la noche en Wolfsburgo, el propio sistema de videoarbitraje, introducido en la Bundesliga en 2017 y en la Liga de Campeones en 2019, fue llevada al absurdo porque convirtió una decisión correcta en una equivocada poco antes del final del partido, en una situación decisiva para el resultado del mismo.
La escena tuvo lugar en el minuto 84 con el marcador de 1-0 a favor de los alemanes. El centrocampista del Wolfsburgo Josuha Guilavogui despejó el balón fuera de la zona de peligro en el área y luego golpeó la espinilla de Erik Lamela, del Sevilla, ya sin posibilidades de conectar con el balón.
El árbitro búlgaro Georgi Kabakov, que se mostró inseguro desde el principio del encuentro, dejó que el juego continuara hasta que intervino su asistente de vídeo, de los Países Bajos. Ambos miraron las imágenes de vídeo durante mucho tiempo y luego decidieron expulsar a Guilavogui por doble amarilla y conceder al Sevilla el penalti, materializado por Rakitic.
Al parecer, los árbitros juzgaron la acción como una entrada temeraria, que debía ser calificada con mayor severidad que el simple juego peligroso, porque Guilavogui había golpeado la pierna de su adversario con la suela abierta.
«No sé si era la primera vez que utilizaban imágenes de vídeo, si era algo nuevo para ellos», dijo el jugador del Wolfsburgo Maximilian Arnold. «No se puede pitar algo así en la Liga de Campeones», añadió.
Por Sebastian Stiekel (dpa)