(dpa) – Quien se sumerja en el océano frente a la costa noreste de Australia experimentará literalmente un milagro azul.
Con bancos de peces tropicales, ballenas jorobadas y minke, tortugas marinas, tiburones, rayas, corales de colores o anémonas marinas que se balancean suavemente, con su diversidad de fascinantes criaturas, la Gran Barrera de Coral es considerada una de las maravillas naturales más impresionantes del planeta.
Pero cada vez son más los arrecifes de coral que se transforman en una especie de bosque fantasma submarino. En lugar de superarse unos a otros en su resplandor de colores, los cnidarios pierden repentinamente su color y se quedan pálidos y blancos.
El arrecife más grande del mundo, que incluso se puede observar desde el espacio, está cada vez más en peligro a causa del calentamiento de los océanos. Y cada vez más seguido es afectado por un extremo blanqueamiento de corales.
«El futuro de la Gran Barrera de Coral está en el filo de la navaja, pero aún no es demasiado tarde para salvarla», afirma Anna Marsden, directora de la Great Barrier Reef Foundation (Fundación Gran Barrera de Coral).
La Tierra está cubierta en un 70 por ciento por agua. Los océanos tienen una importancia inmensa para la supervivencia de la humanidad porque no solo producen mucho oxígeno, sino que también son una fuente de alimentos, materias primas y energía.
Al mismo tiempo, sufren extremadamente por el cambio climático, tal como lo demuestra la Gran Barrera de Coral.
«Los océanos son víctimas del calentamiento de la Tierra y, a la vez, nuestra mayor esperanza», señala la Unión Alemana para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (Nabu).
«Como la mayor fuerza estabilizadora de nuestro sistema climático, ellos almacenan el calor, controlan el clima y son el principal sumidero de carbono de nuestro planeta», afirma la organización.
Ya en marzo pasado, los expertos advertían de un nuevo y grave blanqueamiento de corales en la Gran Barrera de Coral ante el aumento de la temperatura de los mares.
Y en mayo ya no hubo más discusión porque más del 90 por ciento de los arrecifes ya estaba afectado. Se trata del cuarto blanqueamiento masivo desde 2016.
«Se informó del blanqueamiento de coral en las tres regiones del arrecife, y el alcance va de moderado a grave», dijo Marsden, el director de la fundación, a dpa.
En condiciones difíciles, los corales repelen las algas que les proporcionan la coloración y con las que, por lo demás, conviven. Los corales blanqueados padecen un estrés extremo, pero -y esta es la buena noticia- siguen vivos.
«Si se elimina la causa de su estrés y se los refresca, por ejemplo, es posible que los corales se recuperen», subraya el experto.
El cambio climático es, por mucho, la mayor amenaza para la Gran Barrera de Coral y los arrecifes de coral de todo el mundo. Pero a menudo se suman otros factores, también en Australia.
«La mala calidad del agua, las estrellas de mar devoradoras de coral y los ciclones y tormentas también forman parte de una creciente combinación de amenazas», alerta Marsden.
En un esfuerzo conjunto, los expertos en arrecifes de coral sumaron sus fuerzas con el Gobierno australiano, los pueblos originarios y las comunidades locales para «desarrollar ideas valientes e innovadoras para proteger los hábitats de los arrecifes de coral y ralentar los efectos del cambio climático», explica Ove Hoegh-Guldberg, científico jefe de la fundación.
El especialista afirma que no solo se deben combatir las causas del cambio climático, sino también hacer que los arrecifes sean más resistentes al calentamiento global.
«Podemos salvar la Gran Barrera de Coral para las generaciones venideras, y para ello estamos reuniendo a las mentes más brillantes y a la mejor ciencia», subraya Anna Marsden. Ya se han producido avances, asegura.
Entre otras cosas, los investigadores buscan formas de cultivar corales más tolerantes al calor y de prevenir el blanqueamiento del coral mediante el enfriamiento y el sombreado.
Además, los estudios indican que los corales podrían hacerse más resistentes al estrés ambiental mediante la administración de probióticos. Según estos estudios, los microorganismos ayudan a los cnidarios a afrontar mejor el estrés térmico.
La Gran Barrera de Coral puede estar muy afectada, pero está lejos de estar muerta, subraya la Autoridad del Parque Marino (GBRMPA).
«Los informes que se centran en ‘la cantidad de arrecifes que han muerto’ llevan implícito su carácter definitivo», dice el sitio web.
Sin embargo, subraya, se trata de unos 3.000 arrecifes repartidos a lo largo de 14 grados de latitud y, por lo tanto, no se trata de un solo ser vivo, sino de un enorme ecosistema. «La zona es más grande que Gran Bretaña, Suiza y los Países Bajos juntos», destaca.
Los arrecifes también pueden superar daños graves y recuperarse cuando las condiciones medioambientales son estables y se asientan nuevas larvas de coral, según destaca la Autoridad del Parque Marino.
La entidad señala además que el proceso de blanqueamiento no es un fenómeno australiano, sino que se observa a nivel global. Esto se confirma dando un vistazo a la situación de los arrecifes de coral en otros países:
Seychelles
En el Estado insular ubicado frente a las costas del este de África cerca de la mitad de los arrecifes de coral fueron dañados desde 1990 por el calentamiento del agua del mar y el consiguiente blanqueamiento de corales.
Las autoridades han invertido desde entonces grandes cifras en protección ambiental. Si bien el grupo de islas en el océano Índico representa menos del uno por ciento de la masa terrestre de Alemania, su zona de protección marina es mayor a la superficie total de ese país europeo.
El Gobierno de Seychelles, reconocido paraíso turístico, logró con mucho éxito repoblar los arrecifes con corales artificiales y otros naturales. Gracias a ese esfuerzo, los turistas pueden ahora volver a disfrutar nuevamente de jardines de corales sanos y coloridos en muchas de las 115 islas del archipiélago.
Maldivas
Los buzos también hallan a menudo corales blanqueados en estas islas paradisíacas en el extremo sur de India.
Allí hubo hasta el momento dos blanqueamientos especialmente importantes, el primero en 1998 y luego en 2016, este último provocado por el fenómeno climático El Niño, según informó la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Después hubo fases de recuperación.
Al mismo tiempo, se pusieron en marcha numerosos proyectos en los que también participan los complejos turísticos instalados en los atolones.
Por ejemplo, se plantaron fragmentos de coral rotos alrededor de la isla Fushifaru. Frente al complejo turístico Gili Lankanfushi se fijaron fragmentos de coral a sogas y se los cultivó a lo largo de un año en la laguna antes de trasplantarlos a un arrecife en las condiciones apropiadas.
Tailandia
En la bahía Maya en la isla Phi Phi los corales han sido víctimas más del turismo de masas que del cambio climático.
A raíz de la película de Hollywood del año 2000 «La playa», con Leonardo DiCaprio, legiones de curiosos se dirigieron a la paradisíaca playa. Decenas de embarcaciones destruyeron con sus anclas el arrecife, antes intacto.
El Gobierno tailandés aplicó el freno de emergencia. Y después de mantener cerrada la zona durante tres años y medio, desde enero se puede volver a admirar su esplendor, junto con corales recién plantados y normas estrictas para proteger a partir de ahora mejor la naturaleza.
Recientemente, el Gobierno anunció que la bahía se cerrará todos los años en agosto y septiembre para dar un respiro a los corales.
Por Carola Frentzen (dpa)