El sueño dorado de casi cualquier individuo es poder gozar de las virtudes que el dinero proporciona en el sistema sin necesidad de esfuerzo para obtenerlo. Un sueño, de hecho, que a pesar de parecer irrealizable encuentra remedio en los ingresos pasivos bajo el nombre de libertad financiera.
¿Qué es un ingreso pasivo?
Económicamente hablando, el sueño de cualquier individuo es el de ingresar dinero sin necesidad de dedicar a ello ni tiempo, ni esfuerzo. Una utopía, ciertamente, que a pesar de parecer poco o nada plausible, sí puede realizarse. Una serie de procesos y decisiones que conducen hacia la llamada libertad financiera. Que, a efectos prácticos, es un dinero creado que genera ingresos por sí mismo, pudiendo tanto multiplicarse como mantenerse estable. Un sueño en toda regla que requiere de mucho empeño y, además, de cierto conocimiento terminológico y financiero.
Algunos consejos para conseguir la libertad financiera pasan por todo un repertorio de actividades que van desde la publicidad y la fotografía hasta los infoproductos. Pero antes cabe diferenciar algunos aspectos terminológicos, y de corte financiero, para entender mejor cómo alcanzar dicha libertad. Es preciso diferenciar los ingresos entre activos y pasivos. Mientras que el ingreso activo es aquel obtenido como fruto de un esfuerzo diario, los ingresos pasivos son aquellos que no requieren de esfuerzo o tiempo, pero que, a su vez, lo han precisado en algún momento. Y son este tipo de ingresos los que interesan para alcanzar aquello de la libertad financiera.
Del mismo modo, si bien focalizarse en los ingresos pasivos como modus vivendi es francamente tentador, cabe atender a los posibles gastos que pueden mermar su eficacia. Abarcando con ello tanto a los gastos necesarios, como las facturas de la luz; innecesarios, cualquier capricho que cueste un precio, y los extraordinarios, como por ejemplo arreglar nuestro vehículo. Hallar el equilibrio parte de tan sólo una acción: invertir. Y no en el sentido estricto por que se refiere al mundo bursátil, sino a invertir esfuerzo y tiempo en un proyecto que pueda lograr ingresos pasivos en algún momento de su actividad.
De la empresa desde cero al influencer
Dada la explicación de la libertad financiera, es necesario remarcar que no tan sólo una persona que viva del arrendamiento o posea una empresa faraónica puede llegar a ella. Todo se basa en cuán intenso, constante y tenaz el esfuerzo que dirigiremos hacia una actividad cuyo fruto pueda ser dicho descanso. La primera idea seguramente pasará por el imaginario que ha construido la cinematografía norteamericana sobre el hombre hecho a sí mismo, con especial costumbre de mostrar el crecimiento de una súper empresa desde sus catastróficas e iniciales desdichas. No obstante, hoy en día no es necesario limitarse a esa historia de superación y éxito.
Como se ha comentado, existen muchas maneras de ingresar dinero pasivo y cuya facilidad o complejidad están sujetas sólo a cuánto es uno capaz de aportar. Los Youtubers, y a pesar de su verdaderamente incansable labor de muchas horas, son un buen ejemplo. Aunque más todavía los más novedosos influencers, cuya popularidad en las redes y escasez de trabajo duro permiten que publicar una foto, vistiendo o mostrando un producto de una marca, sirva de publicidad de ésta retribuyendo económica y pasivamente al susodicho. Pero del mismo modo funcionarían otras actividades distintas. Eso sí, y evidentemente hoy en día, a través de Internet.
El millón de píxeles o las posibilidades de Internet
La red es una mina de oro para aquellos quienes tienen la mente abierta y la suficiente proactividad como para hallar en su vergel la fruta dorada. Retomando la opción de ingreso pasivo más habitual, la inversión en bolsa, el mismo ecosistema virtual proporciona desde trucos, consejos y explicaciones prácticas para entender a fondo dicha actividad financiera, como portales a través de cuyas plataformas ingresar de distintos modos y en distintas categorías. Corroborando la concatenación de múltiples sinergias que es Internet si su uso persigue la proliferación de nuestra liquidez basada en tan sólo un poco de tiempo.
Como ejemplo anecdótico y demostración de cuánto pueden influir la creatividad y el ingenio en la riqueza económica, cabe mencionar una historia que, hace ya algún tiempo fue viral. Un joven creó una página web y puso a la venta cada uno de su millón de píxeles a tan sólo un dólar. Las empresas, decidieron comprar su espacio publicitario y cuarteado en píxeles a un muy asequible precio hasta colmar la página de logotipos de marca y anuncios. A un dólar cada píxel, el joven consiguió hacerse con el millón sin más esfuerzo que crear una página web vacía, sin más contenido que aquel que los futuros compradores de sus píxeles contribuirían a añadir.
A pesar de tratarse de un caso algo insólito, ello manifiesta cuán tangible y alcanzable es la libertad financiera mediante las infinitas posibilidades de Internet y el arte del ingenio. Un arte que únicamente basa su efectividad en conocer todos los puntos, tanto fuertes como débiles, de un nicho aún por explorar. Sin embargo, la escalera a la facilidad no es precisamente simple, y sus desnivelados escalones, demasiado a menudo enormemente espaciados, requieren de un paso firme y una mente nítida y abierta a todo horizonte aún por dibujar.