(dpa) – Pasar un día en una pradera alpina suena bastante relajado. Pero quien quiera vivir una experiencia auténtica, no puede quedarse descansando con los pies en alto, sino que debe ponerse a trabajar. Lo divertido que puede ser eso queda demostrado en Estiria, Austria. Allí los viajeros pueden adquirir un diploma de expertos en pradera de alta montaña en el valle del Enns.
Entre las actividades que ofrece esta propuesta de turismo rural figura hacer buñuelos, cortar madera y ordeñar una vaca, aunque no una de verdad.
¿Y para qué todo esto? La idea es, obviamente, que en primer lugar los turistas se diviertan, explica Mathias Schattleitner, quien dirige el emprendimiento Schladming-Dachstein Tourismusmarketing.
«Pero a nosotros también nos interesa acercar nuestra cultura a los participantes y transmitir un poco de conocimientos, justamente en una época en la que cada vez más gente cree que la leche viene de la vaca violeta o que la leche de pastoreo se hace de pasto».
El oro de los prados
El programa comienza alrededor del castillo de Grosssölk, una construcción que fue levantada en el siglo XIV y que durante algún tiempo perteneció a la orden de los jesuitas. El castillo es sede del centro de visitas y muestra la exposición especial «El oro de los prados».
Reinhard «Reini» Maier tiene muy claro a qué se refieren con el mencionado oro. Él es agricultor de la zona alpina, deshollinador jubilado y elogia las ventajas del «Steirerkas», un queso regional, cuyo origen está en los prados del valle del Enns en Estiria.
«Mir san per Du», saluda Reini a los visitantes en el típico dialecto local, dejando en claro que no piensa hablar alemán estándar.
Eso dificulta un poco la comprensión por parte de los participantes, como Silke, Alexander y sus hijas Emilia y Luana, de diez y doce años, que provienen de Baja Sajonia en Alemania. Tienen que tener los oídos muy atentos para entender todos los detalles, por ejemplo, de cómo se fabrica el afamado queso.
Pero por suerte Reinhard Meier es un maestro de la repetición, de manera que a ninguno de los participantes le cuesta replicar los conocimientos recientemente adquiridos cuando más tarde les tomen «examen» para el diploma.
Rimar y cortar madera
Basta de teoría y pasemos a la práctica. La casa rural llamada Zauneralm en el valle de Kleinsölk, a unos 1.100 metros, sólo es alcanzable a través de una pequeña carretera de peaje. El guía Hans Zach ya espera.
En un principio, todos los participantes reciben un delantal verde y un sombrero típico de la zona. Luego deben responder por escrito preguntas sobre temas de la mañana. Quien luego esté en condiciones de hacer rimas en el típico cuarteto divertido local llamado «Gstanzl», recibe los primeros puntos del guía.
Para cortar madera de un tronco de árbol sobre un bloque de madera con la tradicional sierra de arco es más necesario aplicar la técnica correcta que la fuerza muscular. Que el ordeñar de la vaca no se haga en un animal vivo, sino en uno de goma tiene sentido, pero el principio de presión con el pulgar y el índice, en todo caso, es el mismo.
Para finalizar, una delicia regional
En la cocina de la cabaña alpina, Martina Ebenschweiger comparte sus consejos para extender adecuadamente la masa de los buñuelos, que luego se fríen y se untan con queso o con miel.
Así se pasan algunas horas divertidas. Lógicamente todos los participantes consiguieron su diploma con buenas notas.
«Realmente fue un día maravilloso para toda la familia», dice Silke, que ya tiene queso guardado en su equipaje. Y como souvenir también lleva el disco de madera que cortó ella misma.
El paseo dura en total cinco horas y conviene acordar la fecha con la administración del Parque Natural Sölktäler.
Por Brigitte Geiselhart (dpa)