Dicen los psicólogos del deporte que el creer en un objetivo es la premisa fundamental para obtener el éxito deseado.
Ayer, los jugadores de la selección española de baloncesto nos demostraron a todos, principalmente a los que no creían en ellos, que el tener fe es una de las condiciones más importantes para la consecución de la victoria final. La leyenda que ponía en el anverso de las camisetas que sacaron para la celebración del título y que decía: “Dueños de nuestro propio destino”, era un claro mensaje para todos aquellos que no creyeron en ellos. No olvidemos que España estuvo a un paso de ser eliminada en la fase previa, circunstancia que se habría dado si no hubiera obtenido la victoria ante Alemania.
A pesar de esta situación, la selección española siguió luchando con el convencimiento de que llegarían lejos y con la actitud mostrada en los siguientes partidos eliminatorios lo confirmaron, sobre todo en el que disputaron con nuestros “grandes amigos” los franceses. Ahí se manifestó, en realidad, la fe que todo el grupo tenía en la consecución de la victoria y fue el punto de inflexión para que todos aquellos que no creían que llegarían lejos, tuvieran, ahora sí, la convicción de que España podría llegar a ser campeona.
Los primeros que se dieron cuenta de esta situación fueron los propios jugadores, que en las declaraciones posteriores a la final, recordaban las dudas que habían surgido después de las dos primeras derrotas. Fueron elegantes hasta para pasar factura a aquellos que no habían creído en el grupo, cuando nos habían demostrado en otras ocasiones que deberíamos tener confianza en ellos.
También en algunos sectores de la prensa deportiva, se llegó a cuestionar la elección de algunos jugadores que habían sido seleccionados para el europeo y se recordó a otros que no estaban, porque no habían podido ir o simplemente porque no habían querido, anteponiendo así sus intereses personales antes que los colectivos. Hoy en día esta situación no es censurada por casi nadie, es hasta incluso razonable, puesto que la competición, sobre todo para aquellos que juegan en la NBA, pasa factura, y a los clubes, que pagan muchísimo dinero a los jugadores, no les gusta que durante el período de descanso jueguen otra competición, sobre todo antes de comenzar la dura temporada que les espera.
Si algo tiene el deporte profesional, en una confrontación limpia y en igualdad de condiciones, es que quien alcanza la victoria final siempre pone en su sitio a aquellos, que por diferentes circunstancias, mal juego, lesiones u otros motivos, dudan de la obtención del éxito final de un equipo.
¡¡Pero al final, todos lo celebran!!. Es la grandeza del deporte.
Luis Alfonso Prendes