(dpa) – Las automotrices celebran récords de venta que se superan de cuatrimestre en cuatrimestre. Pero a la vez se ven acosadas en Europa y Estados Unidos por los escándalos de falsificación de los valores de emisiones y por la perspectiva de crecientes cuotas obligatorias de autos eléctricos. En medio de esta tensión se presentarán nuevas ideas y modelos en el Salón Internacional del Automóvil de Fráncfort (IAA), que se abre al público del 16 al 24 de septiembre.
No todas las marcas se prestan a participar. Las alemanas, como locales, difícilmente pueden eludir su presencia. Pero media docena de automotrices no irán a Fráncfort, desde Abarth hasta Volvo, incluyendo dos de las mayores como Peugeot y Fiat.
Los que sí se deciden a exponer apuestan ante todo al lujo y la potencia, que fascinan al público, a pesar de que difícilmente sean muchos los que se puedan dar el gusto de adquirir una máquina de más de 1000 CV a más de un millón de euros. Son superdeportivos, berlinas de la clase superior y los SUV los que aspiran a asumir el protagonismo del circo automotor.
La mayor estrella del Salón de Fráncfort estará probablemente en el stand de Mercedes. Su subsidiaria deportiva AMG celebrará sus 50 años presentando a un nuevo modelo, que según su CEO Tobias Moers será más que un super- un hiperdeportivo.
Gracias a la tecnología derivada de la Fórmula 1 desarrollará una potencia de 735 kW/1000 CV. Costará poco menos de tres millones de euros. Mercedes no presentará más que este modelo, a sabiendas que no habrá ningún otro que pueda hacerle competencia. El nuevo CLS y la próxima Clase G ya están listas, pero tendrán que esperar un poco más entre bambalinas.
La competencia opta por poner todo el esfuerzo no tanto en la performance deportiva, sino en el lujo. Audi anunció en este sentido el debut de su nueva nave insignia, el A8. En el stand del Grupo BMW se expondrá no sólo el GT Serie 5 ascendido a Serie 6 y la nueva edición del X3, sino también la octava generación del Rolls-Royce Phantom, exponente máximo del lujo rodante, según la subsidiaria británica de BMW.
Entre lo deportivo y el lujo se presentan novedades como la próxima generación del Bentley Continental, la tercera edición del Porsche Cayenne o el nuevo BMW M5 que contará por primera vez con tracción 4×4. Cada uno a su manera buscan incorporar aspectos de ambos polos.
Habrá también a pesar de todo lo anterior algunas novedades para presupuestos más modestos. Volkswagen presentará el nuevo Polo. Y para quienes consideran al Tiguan demasiado aburguesado o muy caro, traen a Fráncfort al juvenil todoterreno T-Roc.
Hyundai y Kia traen a sus ágiles autos urbanos Kona y Stonic. Seat y Skoda, ambas subsidiarias de Vokswagen, vendrán con el Arona y el Karoq. Opel marca una línea de continuidad con el Crossland X presentando al Grandland X. Jaguar pone al lado del F-Pace al E-Pace como su hermano menor. Dacia expone la nueva edición de su SUV Duster. De esta manera se ocupan todos los nichos del mercado en el IAA.
La baja de media docena de marcas entre los expositores es atribuida a algo más que al descenso persistente de visitantes, según Ferdinand Dudenhoeffer, economista especializado en el mercado automotor. Actualmente se puede apreciar antes y mejor en Internet que en una exposición a los modelos nuevos. Los asistentes han perdido por otra parte el entusiasmo de antaño, agrega Dudenhoeffer, ya no hacen largas filas para ingresar primeros. Una parte también corresponde a las automotrices, señala el profesor de la Universided de Duisburgo y Essen. «Un par de centímetros más de largo o ancho, unos CV agregados y una cabina más amigable, los cambios continuos restan emoción».
Según Dudenhoeffer no se trata solamente de modificar la industria automotriz y generar caminos que no impliquen una pérdida de valor. Para el investigador también hace falta repensar el concepto de Salón del Automóvil. «Seguir haciendo siempre lo mismo no puede ser una solución».
Por Thomas Geiger