(dpa) – Ya hace tiempo que los discos han dejado de ser reliquias del pasado. Mientras que antes solo eran grupos como los Beatles los que adornaban las estanterías de las tiendas de discos, ahora también se encuentran entre las nuevas ediciones placas de estrellas del pop al estilo de Taylor Swift o Harry Styles.
Y parece gustar: tanto los discos retro como las novedades siguen vendiéndose bien, lo que también se refleja en el aumento de las cifras de ventas de vinilos. Según la asociación alemana que representa los intereses del sector discográfico, en 2022 las ventas en Alemania aumentaron un 5,1 por ciento respecto al año anterior, con 4,3 millones de discos vendidos. Ahora bien, ¿en qué consiste el encanto de este formato analógico?
Las razones del renacimiento de los discos de vinilo son múltiples. «Para mucha gente, el disco tiene un sonido especial, y al mismo tiempo es algo que se toca, que se pone conscientemente y se escucha», explica la asociación. Sus expertos añaden que, sin embargo, el sonido no es técnicamente superior al del CD, sino que «la percepción de la calidad de los distintos soportes suele ser bastante subjetiva». Además, prosiguen, el disco también satisface la necesidad de una experiencia háptica, que representa una forma adicional de cercanía al artista, de autenticidad y desaceleración. Por último, opinan, también cuenta el «factor moda y estilo de vida», que también es decisivo.
Steffen Lepa, de una sociedad alemana dedicada a la investigación de la cultura musical, afirma que la afición a los discos también está relacionada con el hecho de que las personas son criaturas de hábitos cuando se trata de escuchar música. No solo el gusto musical se forma a una edad temprana, explica, sino que los hábitos de escucha se desarrollan sobre todo en la adolescencia. «El gusto musical nos acompaña durante mucho tiempo. Después de los 30, este raramente cambia. Con las tecnologías pasa exactamente lo mismo, porque asociamos a ellas muchas experiencias importantes», explica Lepa.
A diferencia del CD, prosigue, el disco también está anclado en la cultura musical, pero sobre todo en la de los DJ. «Especialmente la música electrónica y el hip-hop o el reggae: esta música se basa en la mezcla de discos. Es la práctica artística de reutilizar la música existente», subraya Lepa.
Así, mientras que los discos pueden evocar un sentimiento nostálgico especialmente entre las generaciones mayores, los aficionados más jóvenes experimentan una especie de «paranostalgia». «Los milénicos en particular sienten esta añoranza por una época en la que el disco seguía siendo una experiencia especial. Actualmente tenemos posibilidades ilimitadas, todo está disponible en abundancia, y la abundancia siempre va acompañada de una desvalorización», subraya el musicólogo.
Las tiendas de discos son el sitio ideal para experimentar cierta nostalgia. «Tenemos compradores de todas las edades. Desde chicos y chicas de 13 o 14 años hasta personas de la generación de los 80», señala Malte Uder, propietario de la tienda de discos Vinyls From Berlin. Según Uder, el negocio discográfico está determinado por la industria musical. «El sector tiene una responsabilidad muy grande. Hay muchas bandas jóvenes y nuevas que no pueden prensar discos porque hay muchos lanzamientos de grandes estrellas», explica.
Las plantas de prensado como la berlinesa Intakt llevan años experimentando un aumento de los pedidos. «En los últimos años se ha producido un fuerte crecimiento», afirma Max Gössler, cofundador de Intakt. Además de los pequeños artistas, explica, son sobre todo los grandes sellos los que hacen pedidos a las grandes prensas. «El mercado estadounidense también está haciendo prensar discos en el mercado europeo desde 2020», explica Gössler.
Sin embargo, añade, la pandemia de coronavirus en particular provocó cuellos de botella en las entregas. «En algunos casos teníamos un plazo de entrega de doce meses porque todo el mundo reservaba todo en enero para el resto del año. Las plantas de prensado se llenaron rápidamente. Al mismo tiempo, explica, no solo se produjeron cuellos de botella en el suministro, sino también subidas de precios debido a la inflación, de modo que la producción y, como consecuencia, los discos se encarecieron.
Los precios de los discos han aumentado. «Entretanto, la situación está más relajada y tenemos un plazo de entrega de dos a tres meses», explica Gössler. Los altos precios, sin embargo, se han mantenido: «Tenemos que ver cómo evoluciona la economía, pero de momento no es previsible que el vinilo se abarate», puntualiza el empresario.
El negocio discográfico se mantiene tan bien que es considerado el tercer segmento de ventas más fuerte después del streaming de audio y el CD. Un vistazo al mercado musical internacional también demuestra que la música de los surcos tiene buena acogida. Por ejemplo, el año pasado se vendieron más vinilos que CD en Estados Unidos por primera vez desde 1987. «En todo caso se trata de una impresionante remontada que comenzó en 2007 y ha continuado hasta hoy, es decir, un crecimiento a largo plazo, no un auge a corto plazo», subraya la asociación sectorial alemana.
Por Jessica Lichetzki (dpa)