Augsburgo (dpa) – Los famosos cuervos cautivos de la Torre de Londres son una atracción turística. Según una antigua profecía, el día que la fortaleza se quede sin sus cuervos, tanto el histórico castillo como el reino entero desaparecerán.
En Alemania, los cuervos no son tan populares como sus congéneres ingleses. Mucha gente desconfía de ellos. Los agricultores les temen y los residentes de áreas urbanas se quejan de la basura y los sonidos que producen.
Los agricultores alemanes denuncian sobre todo los daños que provoca el grajo, una de las diez especies europeas de córvidos, en sus cultivos.
Los pastores se quejan de que los cuervos matan a los corderos recién nacidos. Los ecologistas, por otro lado, se esfuerzan por destacar la importancia de las aves para la naturaleza, ya que eliminan otras criaturas dañinas del campo.
A veces el conflicto lleva a escenas espeluznantes. En 2016, por ejemplo, un agricultor del distrito de Augsburgo colgó grajos muertos de una horca para expulsar de su campo a sus congéneres. Un portavoz de la Asociación Bávara de Protección de Aves calificó la exhibición de los animales muertos de «sacrilegio».
Uta Maria Jürgens, portavoz del Grupo de Trabajo para la Protección de las Aves Rapaces de la Unión para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad de Alemania (NABU, por sus siglas en alemán), tampoco puede entender tales acciones.
«El primer error es la creencia de que la dieta de los grajos consiste exclusivamente en semillas. Esta especie de córvido también se alimenta de granos, pero en realidad prefiere los insectos dañinos que encuentra en los campos. Esto hasta podría beneficiar al agricultor», explica Jürgens.
Los expertos señalan que los cuervos son aves muy inteligentes, por lo que es muy difícil ahuyentarlos. Por otro lado, la Asociación Alemana de Agricultores ya no los considera como un problema acuciante en la agricultura.
El conflicto en torno a los grajos ha aumentado constantemente en los últimos años, pero no es nuevo. En los años 1980, el entonces Instituto Estatal para la Protección del Medio Ambiente de la región de Baden-Württemberg ya había intentado mediar entre los aficionados y los opositores de esta especie.
«Muchos científicos han tratado de probar la utilidad del grajo, e igualmente muchos han querido demostrar que estos pájaros son dañinos», reza una guía emitida por las autoridades, que tenía por objeto promover la coexistencia del hombre y el grajo.
Según las observaciones de la Oficina Estatal de Medio Ambiente de Baviera, la distribución de las aves no es uniforme. Cifras oficiales indican que entre 1955 y 2013 las parejas reproductoras aumentaron en este estado federado en apenas 600 a alrededor de 8.500.
Sin embargo, las estadísticas son sólo la mitad de la verdad, ya que en los años cincuenta las aves estaban casi extintas. A finales del siglo XIX vivían en Baviera más grajos que en la actualidad.
Según NABU, en otras regiones alemanas la población de grajos se ha recuperado en una medida similar desde que las aves fueran declaradas bajo protección hace algunas décadas.
La unión conservacionista estima que hay entre 80.000 y 89.000 parejas reproductoras en todo el país. Jürgens cuenta con un pronto «efecto de saturación» que impedirá un mayor aumento de la población de estos córvidos en Alemania.
El número de grajos continúa incrementándose en las ciudades, probablemente porque apenas encuentran hábitats apropiados en el campo. La gente protesta por los daños que causan y consideran molesta su presencia en parques y patios de escuelas.
Muchas urbes han lanzado campañas para ahuyentarlos. La lista de medidas es larga: se talan árboles, se destruyen nidos, se intenta espantar a los pájaros con dispositivos acústicos y petardos o se recurre a «espantapájaros» que simulan el vuelo de un halcón, depredador natural de los cuervos.
Pero las comunidades no tardan mucho en rendirse. Según la Oficina Estatal de Medio Ambiente de Baviera, casi ninguna medida tiene éxito de forma sostenible. «Por el contrario, en muchas comunidades hubo un aumento en el número de colonias», constatan.
Las medidas llevaron incluso a que los grupos de aves se separaran. «Esto significa que los problemas que primero estaban concentrados en un solo sitio, ahora están distribuidos en múltiples colonias, con el consiguiente aumento en el número total de parejas reproductoras».
Por Ulf Vogler (dpa)