París/Roma, 12 jun (dpa) – El nuevo primer ministro italiano, Giuseppe Conte, visitará el viernes al presidente francés, Emmanuel Macron, y luego viajará a Berlín para un encuentro el lunes con la canciller alemana Angela Merkel.
Conte, que asumió el 1 de junio al frente de una coalición euroescéptica, mantuvo un encuentro con Macron, un fuerte defensor de la UE, la semana pasada en la cumbre del Grupo de los Siete (G7) en Canadá.
Ambos mandatarios tienen previsto hablar en París sobre política migratoria y el fortalecimiento de la eurozona, según indicaron fuentes del Elíseo. En la agenda también están previstos temas internacionales y bilaterales.
Italia pide desde hace tiempo mayor apoyo europeo para hacer frente a la llegada de cientos o miles de migrantes por mar cada mes.
En principio, Macron apoya un mayor reparto de solicitantes de asilo, pero ha mantenido la frontera con Italia cerrada a migrantes indocumentados ante la ausencia de un acuerdo a nivel europeo.
El tema volvió a quedar en agenda tras la formación del Gobierno de Conte, que incluye al partido ultraderechista y antiinmigración la Liga.
El líder de la Liga y ministro del Interior, Matteo Salvini, bloqueó el fin de semana la llegada a Italia de un barco de rescate con 629 migrantes, que quedó varado en el Mediterráneo hasta que el lunes las autoridades españolas aceptaron que atraque en uno de sus puertos.
El tema migratorio también será central en el encuentro de Conte con Merkel, que el primer ministro italiano dio a conocer este lunes a través de Facebook.
«Queremos traer a casa una reforma del reglamento de Dublin que sea más justa e igualitaria para todos», escribió, en relación al documento que establece que el país al que primero llega un solicitante de asilo es el que debe tramitar su petición.
A fines de mayo, Macron había dicho que quería trabajar junto al nuevo Gobierno euroescéptico de Roma.
En relación a la reforma de la eurozona, el presidente francés ha estado presionando por instituciones conjuntas más fuertes que podrían ayudar a las economías más débiles como la italiana.
Los partidos euroescépticos en la coalición de Conte demandaron una eurozona más laxa en relación a la deuda pública y los déficits de los países que la componen.