El PP ha informado que reformará su sistema de primarias para implantar un modelo de elección indirecta inspirado en el sistema electoral estadounidense. Según recogen los nuevos estatutos del partido, publicados el 18 de junio de 2025, los afiliados dejarán de votar directamente al candidato a la Presidencia del PP y lo harán a una lista de compromisarios vinculados a una candidatura. Estos delegados acudirán al Congreso Nacional con el compromiso de respaldar al cabeza de lista, según avanzaron fuentes populares.

Desde Génova se han esforzado en explicar que se trata de un modelo de “democracia representativa” similar al de las elecciones generales españolas. Los candidatos a presidir el Gobierno se presentan en las listas de sus respectivos partidos y, tras las urnas, el Parlamento elige a un nuevo jefe del Ejecutivo. Pero hay una diferencia sustancial y es que el modelo americano se rige por el principio ‘winner-takes-all’. Es decir, que si un candidato gana en un estado —en este caso, una provincia—, los compromisarios no se reparten proporcionalmente, sino que se asignan íntegramente a la lista ganadora, aunque esta haya obtenido solo un voto más que sus rivales.
La presidenta de la Junta de Extremadura y ponente de los nuevos estatutos del PP, María Guardiola, explicó esta mañana que lo que se propone es “eliminar” la doble urna para “simplificar” el proceso”. “Lo que hacemos”, dijo, “es que los compromisarios se adherirán a una candidatura” a presidente en una “lista única” y los afiliados “podrán votar a aquel candidato que quieren que sea el presidente” sabiendo “que los compromisarios que eligen están comprometidos con el voto” al que encabece la lista.
Esta vía abre la posibilidad a que gane un candidato sin el apoyo mayoritario de las bases. En las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 2000, el republicano George W. Bush se impuso a Al Gore gracias a una ajustada victoria en Florida –por solo 537 votos– que le otorgó todos los compromisarios del estado, a pesar de que el candidato demócrata ganó el voto popular nacional por más de 500.000 sufragios. Y en 2016, Donald Trump venció a Hillary Clinton con una holgada ventaja en compromisarios a pesar de que ella obtuvo cerca de tres millones de votos más en todo el país.
Además, acentúa la importancia del peso territorial de las comunidades autónomas, que pueden ser definitivas para inclinar la balanza hacia uno u otro lado. Por ejemplo, en el Congreso de julio, las 20 provincias de Andalucía, Comunidad Valenciana y Castilla y León aportan unos 1.250 compromisarios, más de un tercio de los 3.264. Este número se determina principalmente por la cifra de afiliados y, en menor medida, por los últimos resultados electorales. No obstante, los nuevos estatutos establecen que ningún territorio podrá superar el 20% de los compromisarios totales.
El sistema es un paso intermedio entre el sistema puro de compromisarios anterior, y el actual, en el que el militante sí vota directamente al presidente del partido, aunque luego el compromisario puede desdecirle como sucedió en 2018 –el texto no recoge ninguna cláusula para evitarlo–. Entonces, Soraya Sáenz de Santamaría ganó entre la militancia, pero Pablo Casado se impuso en la segunda vuelta tras la eliminación de María Dolores de Cospedal.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha defendido hasta ahora el principio de ‘un militante, un voto’ y ha anunciado que presentará enmiendas en el Congreso Nacional de julio, en el que se aprobarán definitivamente los renovados Estatutos. La baronesa aún no ha valorado la propuesta oficial, pero sectores del PP de Madrid ven “avances” con respecto al sistema de compromisarios que se eliminó en 2017 a falta de un análisis pormenorizado.
REQUISITOS MÁS DUROS
Del mismo modo, se endurecerán los requisitos para aspirar a la presidencia nacional del partido. En concreto, se elevan de 100 a 500 los avales necesarios para ser proclamado precandidato en las primarias, y se establecen por primera vez la obligatoriedad de recibir el apoyo de al menos 15 afiliados en 25 provincias distintas.
Este cambio, defendido por el propio Alberto Núñez Feijóo a su llegada a la dirección nacional del partido en 2022, busca blindar las primarias de candidaturas simbólicas que carezcan de apoyo entre las bases como, por ejemplo, la de José Luis Bayo, expresidente de Nuevas Generaciones del PP valenciano y portavoz de ‘Iniciativa Regeneración del PP’.
Este militante anunció su predisposición de disputar a Alberto Núñez Feijóo la presidencia del partido en el Congreso Nacional de julio, aunque fracasó al no recabar los 100 avales. Sin embargo, distorsionó durante unos días el mensaje de unidad que quería proyectar Feijóo.
Por otro lado, el PP elimina el requisito de la inscripción para poder votar, por lo que cualquier afiliado con 12 meses de antigüedad y al corriente de pago podrá participar en el proceso.
Además, se apostará por “más participación” de los afiliados para que, según el PP, puedan estar en la toma diaria de decisiones en todos los ámbitos. Para ello, se incorporarán mecanismos de digitalización y medios telemáticos para poder establecer comunicación entre afiliados y órganos de dirección, además de que impulsarán “nuevos canales para escuchar a la ciudadanía” y que todo el mundo pueda transmitir “ideas y propuestas” al partido.