Leverkusen (Alemania), 26 may (dpa) – Cansado pero feliz, el equipo del campeón de la Bundesliga, el Bayer Leverkusen, regresó a casa tras conseguir el doblete al ganar la Copa Alemana en la noche del sábado, dispuesto a continuar las celebraciones con su afición.
El equipo llegó al aeropuerto de Colonia-Bonn con una hora de retraso, a las 14.00 horas (1200 GMT), el día después de la victoria por 1-0 en la final copera contra el Kaiserslautern en el Estadio Olímpico de Berlín.
El primer ministro del estado federado de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst, saludó al equipo con el entrenador Xabi Alonso al frente en la misma pista del aeropuerto.
Algunos de los jugadores, a pesar del cielo nublado, llevaban gafas de sol al desembarcar tras una noche que, obviamente, había sido muy corta. El capitán Lukas Hradecky tenía el trofeo de Copa ganado en Berlín en sus brazos y dijo con humor al canal WDR: «En realidad no sabía dónde había pasado la noche. Hoy estoy cuidando de él».
El guardameta habló de una noche fantástica: «Lo hemos celebrado de una manera maravillosa. Ahora por fin podemos dejarlo ir». Añadió que la final de la Europa League contra el Atalanta de Bérgamo del pasado miércoles, la única derrota de la temporada, ya está olvidada.
El internacional alemán Jonathan Tah llevó el trofeo a los autobuses que esperaban. «Dejamos salir las emociones», dijo y reveló que algunos habían aprovechado la hora de vuelo para echarse una siesta. «Va a ser un día largo para nosotros», añadió el central.
La expedición del Leverkusen viajó en autobús para firmar en el Libro de Oro de la ciudad. El ministro federal de Salud, Karl Lauterbach, y el ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Herbert Reul, esperaban al equipo en el Palacio de Morsbroich, edificio histórico de la ciudad.
Desde allí estaba prevista una caravana hasta el estadio BayArena, donde ya esperaban al equipo miles de aficionados.
Ahora que se ha desterrado la maldición de la ausencia de títulos, que duraba 31 años y le valió ganarse el sobrenombre de «Vizekusen», el club renano quiere posicionarse definitivamente como equipo puntero y rival del Bayern Múnich.
«Hemos pulverizado la imagen que siempre se dijo que tenía el Leverkusen», afirmó su director deportivo, Simon Rolfes, jugador del club entre 2005 y 2015. La tarea ahora, defendió, es consolidar la nueva imagen.
«No he venido aquí solo para ganar un título un año», dijo el suizo Granit Xhaka, autor del tanto de la victoria por 1-0 en la final de la Copa Alemana contra el Kaiserslautern, de segunda división.
Y lo dijo plenamente consciente de camino a la gran fiesta de la Copa en el «Club Theatre Berlin». El entrenador, Xabi Alonso, explicó: «Tengo ganas de seguir por este camino y preparar algo nuevo a partir del lunes».
La actitud del director general, Fernando Carro, que formula los objetivos con descaro, incluso en público, ha sido adoptado por todo el club tras una temporada histórica. «Estamos muy contentos, pero esto no acaba aquí», dijo. «Tenemos que intentar mantenernos a este nivel. Y lo haremos», agregó.
El optimismo se alimenta de las circunstancias especiales de la temporada, en la que se ganaron más títulos que nunca en 119 años de historia del club. Y no los ganó por la debilidad del Bayern, que sumó incluso más puntos que el año anterior. Más bien se debió a su propia fuerza.
Fueron el primer equipo en la historia de la Bundesliga que permaneció invicto durante toda una temporada. Y también alcanzaron la final de la Europa League, donde sufrieron su única derrota en 53 partidos oficiales.