(dpa) – No es fácil distinguir a la ciudad española de Puertollano, a unos 200 kilómetros al sur de Madrid, como posible portador de esperanza de un futuro sin cambio climático en las sociedades industriales. Junto a las chimeneas humeantes, antorchas y tanques de una enorme refinería de petróleo, la planta de producción de hidrógeno verde —producido con la ayuda de energías renovables como el viento o el sol— parece como si fuera un juguete.
Sin embargo, con una potencia de 20 megavatios, la planta que opera el grupo energético español Iberdrola desde julio de 2022 es una de las mayores del mundo en su género.
«Se trata de una planta piloto en la que estamos probando técnicas completamente nuevas para separar el agua en sus elementos oxígeno e hidrógeno mediante electrólisis utilizando energía solar», explica Eduardo González, portavoz de Iberdrola. Con la planta en la antigua zona minera de carbón y hoy petroquímica, la empresa espera reunir los conocimientos técnicos del mañana para establecerse como líder a nivel mundial.
Por el momento, Puertollano no se centra en grandes planes como el abastecimiento de hidrógeno verde para aviones o la exportación a través del gasoducto mediterráneo H2MED previsto desde Barcelona a Francia y a los centros industriales alemanes. «Estamos trabajando con la empresa Fertiberia, cuya planta, justo al lado de la nuestra, se lleva todo el hidrógeno verde que se produce aquí», señala González. Fertiberia es, con diferencia, el mayor productor de abonos artificiales de España, el cuarto país agrícola de la Unión Europea.
La planta de Puertollano forma parte de los ambiciosos planes de España para convertirse en una superpotencia del hidrógeno. Enagás, principal compañía española de transporte de gas natural, calcula que España tendrá un potencial de producción de hasta tres millones de toneladas anuales en 2030. Unas 1,3 millones de toneladas de este hidrógeno estarían destinadas al consumo interno, mientras que el resto podría exportarse a otros países europeos a través de H2MED. Según Enagás, esta cifra correspondería aproximadamente al diez por ciento de la demanda total en Europa. Para 2040, España quiere producir hasta cuatro millones de toneladas de hidrógeno.
Sin embargo, todo esto no deja de ser una perspectiva a largo plazo. La capacidad anual de la planta piloto es de solo unas 3.000 toneladas de hidrógeno, con las cuales se sustituye aproximadamente el diez por ciento del hidrógeno producido anteriormente a base de gas natural en la planta de Fertiberia. Los planes de las dos empresas de aquí a 2030 son generar toda la demanda de hidrógeno de todas las plantas españolas del productor de fertilizantes sin generar emisiones de carbono. Para ello se necesitarían plantas de hidrógeno con una capacidad de unos 830 megavatios, más de 40 veces la que tiene actualmente la planta piloto.
Queda por ver si este objetivo es realista. «Depende de si hay suficientes subvenciones y de si las técnicas que se están desarrollando y probando aquí resultan fiables», acota González. «Iberdrola no es una ONG. Queremos y necesitamos ganar dinero», aclara.
El portavoz de Iberdrola explica que el hidrógeno ecológico sigue siendo el doble de caro que la generación fósil, pero que está seguro de que esto cambiará del mismo modo que con la energía eólica y solar, que también tuvieron que subvencionarse al principio y ahora suelen ser más baratas que la electricidad procedente del gas natural, el petróleo o el carbón.
En realidad, la planta de producción de hidrógeno verde solo parece pequeña en comparación con la enorme refinería, que humea como un dinosaurio de la era fósil al lado de la brillante nave verde y blanca de la planta de hidrógeno. Mientras los módulos solares instalados para la planta experimental suministren electricidad, la producción continúa desde la mañana hasta el anochecer.
Las dimensiones son impresionantes. Un total de 491.400 metros cuadrados de células solares, el equivalente a unos 68 campos de fútbol, suministran la electricidad. Unas baterías de iones de litio con una capacidad de 20 megavatios hora (MWh) almacenan el exceso de energía solar, lo que prolonga algo el tiempo de producción diaria.
Iberdrola ha invertido 80 millones de euros en la planta fotovoltaica y 150 millones en la de producción de hidrógeno, situada a unos diez kilómetros. González está seguro de que se trata de un gran riesgo económico, pero que dará sus frutos gracias al liderazgo tecnológico en un mercado en auge.
La cuantía de las subvenciones de Bruselas para la planta de Puertollano se conocerá en las próximas semanas. «Cuanto mayor sea la subvención, más barato podrá vender Iberdrola el hidrógeno a Fertiberia», señala González. Y de ello depende, prosigue, que el abono «verde» sea lo suficientemente barato como para que los agricultores opten por el producto más neutro para el clima.
«El mayor reto es hacer realidad la tecnología de las plantas piloto a gran escala y aumentar la capacidad de transporte, ya sea por tuberías o por barco», afirma Miguel Ángel Fernández, director del Centro Nacional del Hidrógeno de España, también con sede en Puertollano.
El hidrógeno, añade, es también el vector energético ideal para almacenar los excedentes de energía eólica y solar, y puede transportarse por tuberías o bien, convertido en amoníaco, por barco, a los centros industriales alemanes, entre otros.
Sin embargo, una discreta tubería que sale de la planta piloto muestra lo lejos que está aún el camino hacia el futuro del hidrógeno verde. «Esto es suficiente para transportar todo el hidrógeno producido aquí hasta Fertiberia», explica el ingeniero Javier Plaza, señalando una tubería gris. Esta tiene el grosor de un brazo.
Por Jan-Uwe Ronneburger (dpa)