El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) se ha convertido en uno de los primeros centros del país en incorporar un procedimiento para detectar y localizar con más precisión las células tumorales en el cerebro, gracias a un sistema relativamente novedoso y poco extendido en el ámbito de la medicina nuclear: la unión de una técnica de imagen contrastada que habitualmente se utiliza en los pacientes oncológicos, la PET (Tomografía por Emisión de Positrones), con el uso del radiofármaco 18F-DOPA, muy difícil de conseguir.
Esta molécula sólo se producía hasta ahora en muy pocos centros en España y por la complejidad de su síntesis no era posible el envío a otros hospitales del país. Permite estudiar el metabolismo de los tumores, puesto que contrasta con precisión la localización de las células enfermas y las diferencia del tejido cerebral normal.
Los Servicios de Medicina Nuclear y de Radioterapia del HUCA han desarrollado conjuntamente este trabajo en una paciente afectada por un tumor cerebral. Mediante esta técnica se ha podido delimitar con precisión una lesión de cuatro centímetros, sensiblemente superior al tamaño apreciado si solo se hubiera utilizado la resonancia magnética craneal por tratarse de zonas no visibles en estudios rutinarios de imagen.
La paciente ya había sido intervenida en dos ocasiones y se sospechaba de la reaparición del tumor cerebral, por lo que resultaba fundamental determinar muy bien el tipo y alcance de la lesión para seleccionar la técnica de radioterapia más adecuada y la extensión que era preciso tratar.
Esta situación llevó a la doctora Marta López, de Radioterapia, a pedir al Servicio de Medicina Nuclear del HUCA la realización de una PET con el radiofármaco 18F-DOPA. La encargada de hacer la prueba fue la doctora Carmen Vigil.
En el campo de los tumores cerebrales, el estudio con la PET, que permite valorar si las células afectadas se encuentran activas y en replicación, ha demostrado ser de gran utilidad, ya que permite complementar la información aportada por otras técnicas de imagen y ofrecer al médico datos sobre el metabolismo, localización y agresividad de la afección.
La PET delimita qué zonas del cuerpo están afectadas y en una sola exploración es posible valorar completamente al paciente con estudios de corta duración y alta rentabilidad diagnóstica. La gran utilidad de este nuevo procedimiento es que dirige el tratamiento a las zonas localizadas de tumor y aporta, junto con las restantes técnicas de imagen, una gran precisión terapéutica. En el caso de las afecciones cerebrales, este detalle es de mayor exigencia aún debido a la fragilidad del tejido cerebral y los posibles efectos secundarios de los tratamientos.
Con el uso de radioterapia es fundamental conocer la localización exacta de la enfermedad para tratar exclusivamente esa zona. Los nuevos tratamientos con radiación son más precisos que los anteriores y permiten elegir el área con una concreción de milímetros. Éste es el motivo por el que resulta tan beneficioso este tipo de procedimientos de imagen.