Un equipo del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) formado por profesionales del Laboratorio de Genética Molecular y de la Unidad de Enfermedades Neurodegenerativas ha recibido una las becas del Fondo de Investigación en Salud (FIS), que concede el Instituto de Salud Carlos III, para buscar marcadores genéticos y clínicos que permitan predecir si las personas afectadas por párkinson desarrollarán deterioro cognitivo.
Los investigadores principales del proyecto son la responsable del laboratorio de Genética, María Victoria Álvarez, y el neurólogo Germán Morís. El trabajo prevé reclutar a 800 pacientes con párkinson esencial que residan en Asturias y realizar un seguimiento longitudinal de sus procesos, con el fin de identificar la existencia de algún factor o conjunto de factores que ayuden a predecir sin van a desarrollar o no deterioro cognitivo.
La enfermedad de Parkinson, cuyo día mundial se celebra hoy, es la segunda patología neurodegenerativa más frecuente en los países desarrollados. Se trata de un trastorno del sistema nervioso que causa dificultades con los movimientos, el control muscular y el equilibrio. Cursa con tres síntomas principales: temblor de reposo (fundamentalmente en manos), rigidez (que origina dolor muscular) y falta de movimiento (acinesia). Es frecuente que las personas afectadas muestren, además, otros síntomas como depresión, estreñimiento y lentitud de pensamiento.
En España, se estima que la padece entre un 1% y un 2% de la población mayor de 65 años. En Asturias, se calcula que hay más de 2.000 personas afectadas por esta enfermedad, cuya prevalencia podría seguir creciendo en las próximas dos décadas por el aumento de la esperanza de vida y la alta tasa de envejecimiento.
Además de la investigación, la enfermedad de Parkinson en el HUCA se aborda en la Unidad de Enfermedades Neurodegenerativas del Servicio de Neurología que dirige el doctor Sergio Calleja. El hospital es centro de referencia del Sistema Nacional de Salud para la cirugía funcional del párkinson y cada año realiza unos 25 procedimientos de estas características.
Esta cirugía, que se conoce como estimulación cerebral profunda, está indicada en aquellos pacientes en los que el tratamiento farmacológico ha perdido eficacia y a menudo presentan grandes temblores, tensión, rigidez, movimientos lentos o dificultades para caminar y realizar actividades cotidianas.
El cirujano Javier Sol es actualmente el responsable de estas intervenciones, en las que el hospital cuenta con una gran experiencia, tras haber desarrollado más de 400. La técnica implica el uso de un dispositivo neuroestimulador para transmitir señales eléctricas a las áreas del cerebro que controlan el movimiento.
La unidad es también referencia otros tratamientos avanzados en la enfermedad de Parkinson, como la colocación y control de bombas de infusión de apomorfina como sustituta de la dopamina de la que carecen estos pacientes, y la duodopa. Esta última es una opción para pacientes que no responden de forma satisfactoria al tratamiento convencional y que mejora las complicaciones motoras y los síntomas no motores, así como la calidad de vida y la autonomía de los afectados.
Dentro del programa de formación y transferencia de conocimiento del Área de Neurociencias se incluye un curso teórico-práctico sobre el manejo adecuado de las personas con párkinson avanzado, dirigido por la doctora Marta Blázquez, y orientado a mejorar la coordinación con otros niveles asistenciales. En octubre de 2016 se llevó a cabo su primera edición, que contó con un elevado número de asistentes.