La educación del niño para que aprenda a comer bien comienza en el momento de iniciar la lactancia. Aunque al principio se aconseja la lactancia materna a demanda, una vez establecida ésta de forma adecuada debe ser ajustada a horarios compatibles con la fisiología del lactante y las actividades maternas. Además, a partir de los cinco o seis meses empezará la incorporación de otros alimentos fuera de la leche materna (ablactación), por lo que es adecuado el establecimiento de horarios.
Una labor firme, gradual y paciente
El secreto para que los niños coman bien se revela al establecer en ellos un hábito. El trabajo para conseguirlo se intensifica cuando se inicia la ablactación, y está demostrado que esta labor será positiva si es firme, gradual y paciente.
Los problemas de alimentación aparecen cuando no se logra crear bien ese hábito. Y cuanto antes se detecten, más sencillo será solucionarlos. De ahí la enorme importancia que tiene la revisión del niño sano durante su primer año de vida por parte del pediatra en Consultas Externas.
Lo ideal es que al año de edad el niño se incorpore a la mesa con sus padres y hermanos y consuma los mismos alimentos que el grupo familiar. Una vez establecido el hábito, hay que mantener una rutina y prestar atención a los cambios y progresos propios de cada edad, teniendo en cuenta que la maduración de cada niño es distinta y que algunos requerirán más esfuerzo y paciencia.
De la leche materna a los trocitos
Las etapas por las que pasará nuestro hijo en el proceso de la ablactación son de la lactancia al puré y del puré a los trocitos. El primer gran cambio es pasar de la succión a la alimentación con cuchara. Algunos niños intentan succionar y parecen escupir el contenido de la cuchara. ¿Cómo actuar en este caso? La clave es tener paciencia e intentarlo poco a poco.
Conviene empezar con algunas cucharadas y completar con leche, y en los días siguientes ir aumentando el número de cucharadas hasta que el niño aprenda a comer con la cuchara. A medida que el pequeño incorpora nuevos alimentos y domina mejor el arte de la cuchara, se debe comenzar a dejar trocitos en el puré para que mastique.
El camino a recorrer entre los seis y los doce meses de vida es muy amplio y rápido: la incorporación de alimentos va a permitir que al año de edad el niño siga una dieta variada y saludable.
Buenos consejos
Conviene seguirlos a la hora de empezar a dar al niño nuevos alimentos:
• No se le debe forzar a ingerir una cantidad fija de alimentos en cada toma, hay que ser flexible dentro de los límites indicados en consulta y según la tolerancia del niño.
• No hay que establecer un sistema de recompensas: el hábito se debe integrar a partir de una rutina, no como parte de un pacto. Sí se puede negociar, después del año de edad, dejando que el niño elija el postre dentro de una selección hecha por los padres.
• No debe hacerse un juego de la comida. Ésta debe realizarse en un ambiente tranquilo, relajado y, si es posible, siempre en el mismo lugar (en el comedor familiar). La duración adecuada de las comidas podría ser de entre 20 y 40 minutos.
• Para finalizar, hay que resaltar la importancia de enseñar con el ejemplo. Los padres son el modelo para sus hijos y es imposible que un niño coma verdura o legumbres si no ve a sus padres consumirlas de una forma habitual.