(dpa) – Salir de camping es una buena opción para relajarse en la naturaleza sin necesidad de viajar muy lejos, y aún más en tiempos de coronavirus.
Muchas personas, sin embargo, se acobardan al pensar en un colchón inflable, en un saco de dormir, en enlatados y en condiciones de higiene precarias y poco encantadoras.
No obstante, hay otras maneras de pasar los días en una tienda al aire libre y el «glamping» es una de ellas.
El «Heritage & Nature Glam Camp», en la localidad alemana de Traben-Trarbach, en el estado de Renania-Palatinado, ofrece tiendas rústicas provistas de todos los elementos de confort y superlativos adicionales: vista al río Mosela, fogón, jardín de relajación, terraza y una cama de verdad. También tiene agua corriente, una cómoda y una cocina con máquina de café. Todo esto dentro de una tienda gigante.
El «glamping» es una combinación de las palabras «glamour» y «camping», un tipo de vacaciones particularmente popular entre las personas que no pueden viajar lejos y no tienen ganas de pasar la noche sobre una colchoneta inflable.
«Me gusta hacer cosas, inventar y diseñar», señala Julian Stolte, el operador del camping del Mosela. El carpintero, de 45 años, cuenta que ha utilizado entre un 80 y 90 por ciento de materiales reciclados y que intenta proteger lo mejor posible el medio ambiente.
Detrás de la silla de mimbre donde está sentado Stolte se ven pasar los barcos. Además del Mosela, un castillo y la línea de la costa de la localidad de Traben-Trarbach completan el idilio. Incluso desde la cama se puede ver la orilla opuesta.
El aroma a lavanda, las luciérnagas y las aves nocturnas nos remiten incluso a una sensación de estado salvaje.
Céline Bossanne es una de las primeras personas que se atrevió a crear una forma diferente de acampar con total comodidad y en 1999 fundó junto con su marido el camping Huttopia, cerca de París y en plena naturaleza.
«Queríamos transformar la imagen del camping y ofrecer estancias en la naturaleza, en lugares hermosos, pero con comodidad», resalta Bossane. A 20 años del primer «glamping», Huttopia se ha extendido con sus tiendas de campaña, cabañas y casas de campo a 60 lugares de todo el mundo.
La francesa explica la necesidad detrás del confort: «Todos tenemos una necesidad real de la naturaleza. Somos cada vez más urbanos y necesitamos experiencias especiales, naturales y simples, pero no queremos perder nuestra comodidad».
La pandemia del coronavirus ha reactivado fuertemente la necesidad de estar aire libre. A través de portales como wwww.glampings.de o www.glamping.info los turistas pueden reservar un alojamiento en toda Europa, incluso para los meses de otoño.
«El ‘glamping’ tiene sus raíces en los safaris europeos y estadounidenses en África a principios del siglo XX», explica Sven Schuurmans, propietario del portal Glampings.
Los viajeros adinerados estaban acostumbrados a la comodidad y al lujo y no querían renunciar a su estilo de vida cuando acampaban. Más tarde, también los neerlandeses e ingleses descubrieron este estilo de pasar las vacaciones.
A menudo, se vincula este tipo de turismo con ofertas extremadamente lujosas, al nivel de cinco estrellas, señala Bossanne, quien sin embargo resalta que no siempre es así.
«Para algunos operadores la oferta de ‘glamping’ va desde una tienda de safari con bañera y vista panorámica hasta una fila de caravanas con veranda. Por eso, los viajeros deben revisar cuidadosamente lo que reservan», advierte Schuurmans.
El «glamping» recuerda otros modelos históricos parecidos, como las tiendas de los reyes o a las tiendas de los beduinos y de los romanos. «Es un estilo pionero a un alto nivel», resume Julian Stolte.
Por Larissa Loges (dpa)