Stuttgart/Losheim (Alemania), 6 nov (dpa) – «El futuro del motor es sin emisiones», enunció recientemente el jefe de la alemana Daimler, Dieter Zetsche, en el marco del Salón del Automóvil de París.
Zetsche calcula que para el año 2025 entre el 80 y el 85 por ciento de los motores seguirán siendo convencionales. De hecho, la compañía que dirige presenta ahora una nueva generación de motores a gasolina que a partir de 2017 se utilizará en los clase S de Mercedes.
Además, Daimler anunció que para 2019 tendrá lista una nueva planta en Polonia, en la que invertirá 500 millones de euros, para fabricar motores a gasolina y diésel.
Sin embargo, a largo plazo, la revolución eléctrica sustituirá completamente a los motores de combustión, auguraron Zetsche y su colega de Volkswagen, Matthias Müller, en París. El primero en caer será probablemente el diésel.
Estos motores no sólo sufren una crisis de imagen a raíz del escándalo por la manipulación de Volkswagen, sino que son más caros que los de gasolina y a partir de la entrada en vigor de las nuevas normas de emisiones necesitarán mayor mantenimiento, lo que aumentará aún más su costo, explica el experto Stefan Bratzel.
Además, el motor a diésel representa un fenómeno regional, ya que su utilización en los automóviles particulares es relevante sólo en Europa. «El diésel ya pasó su apogeo», considera el experto.
En 2017 en algunas ciudades alemanas podría regir ya una prohibición para utilizar estos motores por el alto nivel óxido de nitrógeno que liberan, lo que podría acelerar su caída.
Los fabricantes no se pueden dar el lujo de apostar todo a una sola opción, pero no ocultan sus preferencias a futuro. El presidente de la junta de Audi, Rupert Stadler, y Müller se cuestionan públicamente cómo harán para dividir sus inversiones a largo plazo y hasta cuándo conviene que destinen dinero a desarrollar los motores diésel.
El jefe de Toyota en Europa, Karl Schlicht, admitió en el Salón de París que preferiría desarrollar un nuevo motor híbrido que un nuevo diésel. Según dijo, los diésel siguen siendo una pesada obligación con la que Toyota debe cumplir mientras haya demanda.
Esta podría caer más rápido de lo que muchos esperan, aunque por ahora los fabricantes no han registrado cambios considerables en las ventas. De todas formas, el escándalo con VW, la futura prohibición y la discusión sobre el distintivo azul para los vehículos que cumplan con la normativa europea de emisiones euro 6 generaron preocupación.
Por eso, los expertos aconsejan tener estos aspectos en cuenta al comprar un coche nuevo. «Todavía está por verse si habrá un distintivo azul, cuándo se implementaría y qué efecto tendría en la libertad de movimiento de los modelos diésel (…)», apunta el experto Hans-Georg Marmit.
«Pero comprar ahora un coche diésel que no cumpla con la norma euro 6 podría convertirse en un problema a mediano plazo», aclara.
Marmit recomienda a los dueños de los vehículos con un kilometraje relativamente bajo de menos de 20.000 kilómetros que quieren conservar sus autos durante un largo tiempo que consideren otras alternativas.
«Para un conductor que quiere vender su coche después de dos o tres años de uso el diésel sin el euro 6 sigue siendo una buena opción», dice Marmit, que sin embargo aclara: «A medida que cambie la situación legal, la pérdida de valor de los diésel aumentará y la reventa se hará por lo tanto más difícil».
Los ejecutivos de la industria automotriz como Zetsche no harían actualmente una recomendación de ese tipo. Las compañías como Daimler aún tienen muchos coches a gasolina y diésel para vender. Pero el jefe de Mercedes sí da un consejo a los futuros estudiantes: «La electroingeniería es el estudio del futuro en la industria automotriz».
Por Thomas Geiger