Sinc – La insuficiencia cardiaca afecta a casi un 2% de la población española y a un 10% de los mayores de 70 años, aumentando su prevalencia cada año. Por ello, la demanda de transplantes de corazón se ha incrementado, ya que el número de donantes de corazón óptimos se ha estancado en los últimos años gracias a la reducción de accidentes de tráfico.
Esta disminución hace necesaria la búsqueda de alternativas que sustituyan, ya sea total o parcialmente, la función del corazón. Una de ellas sería el llamado corazón mecánico, utilizado convencionalmente como puente al transplante.
Sin embargo, según los expertos del Hospital Universitario de Bellvitge las mejoras que se han implementado en él, como una mayor durabilidad, hacen que se convierta en una alternativa en pacientes ancianos con insuficiencia cardíaca muy avanzada y que no responden a los tratamientos convencionales.
«Estos datos son muy alentadores ahora que en España se están reduciendo las donaciones de corazón y se necesita una alternativa para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca», explica Nicolás Manito, jefe de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante Cardiaco del hospital catalán.
Desde 2006, más de 10.000 enfermos se han beneficiado de estos dispositivos en el mundo, con una supervivencia del 80% durante el primer año y del 70% dos años después de la intervención, según datos de The Interagency Registry for Mechanically Assisted Circulatory Support.
«El futuro del tratamiento de la insuficiencia cardiaca avanzada pasa por el aumento en el uso de corazones mecánicos. Hasta el punto de que el trasplante acabará quedando como una opción muy secundaria», afirma Manito.
Pacientes autónomos
Las asistencias ventriculares de larga duración, conocidos como corazones mecánicos, son bombas centrífugas que dan un flujo continuo de sangre y sustituyen de forma parcial o total la función del ventrículo izquierdo del corazón, llevando sangre del ventrículo izquierdo a la arteria aorta.
La energía eléctrica que necesita se consigue mediante un cable que sale del abdomen del paciente y se conecta a unas baterías recargables, lo que permite al paciente ser autónomo y llevar una vida normal.
Además, se ha conseguido reducir el tamaño del sistema de control y de las baterías externas para facilitar la movilidad del paciente y su vida diaria, así como aumentar el tiempo de funcionamiento.
Los corazones mecánicos ya son rutinarios en países como Alemania y EE UU, donde el año pasado se implantaron más de mil asistencias mecánicas de larga duración. En España hasta ahora solo ha habido una decena de casos, sobre todo en pacientes en los que el trasplante estaba contraindicado.
«Si hasta el momento se han desarrollado menos en nuestro país ha sido solo por los altos índices de donaciones registrados», concluye Manito.