El pasado 28 de septiembre el Vaticano anunciaba el comisariado para los Heraldos del Evangelio. La Asociación sería puesta bajo tutela pontificia, así lo comunicaba la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. En pocos días la noticia se propagó en los principales medios generando un intenso daño a la reputación de esta entidad.
Sin embargo y a los pocos días de su publicación se empezaba a poner en duda la legalidad del acto de la Santa Sede debido a sus variados defectos legales. Los Heraldos del Evangelio son una Asociación privada de fieles y no pública como afirma el Decreto, lo cual impide comisariarla, ya que el canon 318.1 del Código de Derecho Canónico permite intervenciones de esta naturaleza sólo para entidades públicas.
El Decreto tampoco cumplió con los cánones 50 y 51 que establecen la obligación de escuchar a la parte lesionada antes de proceder a la emisión de un decreto. Y que el mismo sea motivado. Tratándose de un comisariado deben ser alegadas graves razones lo que el Decreto no especifica, el Decreto se limita a mencionar carencias graves sin especificar la gravedad de las mismas.
Finalmente, el presidente de los Heraldos del Evangelio, D. Felipe Lecaros Concha, en el encuentro con los prelados trató del linchamiento moral repleto de prejuicios antirreligiosos, del que ha sido víctima la Asociación por parte de ciertos medios de comunicación, seducidos visceralmente por la tentativa de este comisariado. Tal campaña ha causado unos daños morales irreparables, y sus responsables tendrán que responder por los daños y perjuicios y por la comisión de eventuales delitos tipificados por la ley penal.
Fuente: Prensa Reunida