(dpa) – En un momento en el que la inflación de la eurozona aumenta lentamente pero sin abandonar niveles bajos y el crecimiento de los 19 países del bloque se apuntala para marcar su mejor valor en una década, el Banco Central Europeo (BCE) no moverá ficha este jueves a la espera de las elecciones en Alemania.
El regreso de las vacaciones estivales de los banqueros centrales no vendrá acompañado de cambios en la actual política monetaria ultraexpansiva de la entidad, según estiman los analistas, que prevén que los tipos de interés se mantengan en su mínimo histórico del cero por ciento y emplazan para bien entrado el otoño (boreal) el anuncio de un repliegue gradual de su multimillonario programa de compra de deuda.
El banco con sede en Fráncfort apostará por la continuidad en un intento de que la política de la potencia europea y su ambiente de campaña electoral no salpique su reputación de pulcra independencia.
Draghi seguirá el rumbo marcado meses atrás, haciendo caso omiso a los insistentes apremios de las élites germanas, que con cada vez más frecuencia alzan la voz para exigir «la vuelta a los orígenes» del BCE.
Hoy mismo, el ministro de Finanzas de Alemania y compañero de filas de Angela Merkel, Wolfgang Schäuble, solicitó en Fráncfort, a pocos metros del cuartel general de los guardianes del euro, que el Banco Central Europeo comenzase a retirar sus estímulos.
«El concepto de ‘política monetaria no convencional’ implica que es una política monetaria extraordinaria y todo el mundo desea que volvamos a la normalidad lo antes posible», señaló el político conservador alemán.
En la misma línea se manifestó John Cryan, presidente del Deutsche Bank, el mayor grupo bancario germano, quien insistió en que el tiempo del dinero barato en Europa debe acabarse a pesar de que el euro siga fuerte.
En la primera economía europea abogan por iniciar cuanto antes un cambio de política monetaria alegando que la actual penaliza extremadamente a los ahorradores, que apenas logran réditos por depositar su dinero en el banco debido a unas tasas de interés muy bajas.
Con este panorama, los analistas esperan que en la rueda de prensa posterior al Consejo Draghi dé alguna indicación del momento en que el BCE puede aplicar un cambio de timón y dibuje su hoja de ruta de cara a 2018. Una subida del precio del dinero se dará, según los expertos, una vez comenzado 2019.
El discurso pronunciado por el presidente del BCE Mario Draghi a finales de junio en la ciudad portuguesa de Sintra, que fue interpretado por muchos economistas como una señal de que Fráncfort empezaría a retirar sus estímulos antes de lo inicialmente esperado, suena ya lejano.
Tras la euforia generada, todos los banqueros se han esforzado en rebajar las expectativas y el propio Draghi mantuvo un perfil muy bajo en Jackson Hole, durante el encuentro anual que reúne en Estados Unidos a banqueros centrales, académicos, ministros de Finanzas y pesos pesados del mundo financiero.
En agosto, la tasa de inflación interanual en la zona euro se situó en un 1,5 por ciento, por encima del 1,3 por ciento registrado el mes anterior, según datos publicados por la agencia de estadísticas Eurostat. Un valor que se acerca lentamente al nivel del dos por ciento considerado óptimo por la entidad monetaria.
La economía en el segundo trimestre en los 19 países del euro, por su parte, creció un 0,6 por ciento en relación con los tres primeros meses del año.
En principio, el BCE tiene previsto mantener hasta al menos diciembre de este año sus compras mensuales de deuda pública y privada por valor de 60.000 millones de euros (65.300 millones de dólares). No obstante, los nuevos pronósticos de inflación y crecimiento que el organismo dará a conocer mañana quizás le hagan cambiar de opinión antes de lo previsto.
Por María Prieto