Fráncfort, 15 oct (dpa) – El legendario ex jugador y ex técnico alemán Franz Beckenbauer pasó de ser el gran ídolo indiscutible del fútbol de su país a ver cuestionada su imagen tras verse envuelto por el escándalo de corrupción en torno a la adjudicación del Mundial de Alemania de 2006.
Desde que hace un año se destaparan dudosas transferencias millonarias, el «Kaiser», que fue el presidente del comité organizador del torneo y jefe de la candidatura que logró la adjudicación del Mundial en un polémico proceso frente a Sudáfrica, desapareció de la primera plana de la vida pública.
Para la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Beckenbauer sigue siendo aún «el mayor emblema del fútbol alemán». Así es como lo describen en su página web en un retrato del capitán honorífico de la selección alemana.
Sin embargo, ahora existen largas sombras sobre esta figura carismática, que está siendo investigada por sospecha de corrupción en torno al Mundial de 2006, junto con otros tres ex dirigentes.
Su desaparición de la vida pública ha desatado la preocupación entre sus amigos y seguidores. ¿Está Beckenbauer enfermo? Oficialmente no se oye nada al respecto. Desde su oficina no hablan de su estado de salud. Tampoco desde la DFB. Tampoco hablan de su relación con el escándalo del Mundial de 2006, ni sobre su relación sobre los cuestionados pagos millonarios.
El domingo se cumple un año desde que la revista alemana «Der Spiegel» sacara a la luz las primeras revelaciones sobre la adjudicación del torneo y desatara con ello un terremoto en el país de la actual campeona del mundo.
El Franz Beckenbauer que era objeto de recepciones y homenajes, soporte publicitario de confianza o comentarista de televisión es un personaje que ya no existe más. El hombre de 71 años ya sólo habla a través de sus abogados y evita desde hace tiempo cualquier evento público.
La reputación del campeón mundial de 1974, entrenador del equipo que ganó el Mundial de Italia en 1990 y organizador jefe del Mundial de 2006 se ha visto dañada enormemente.
El mito del hombre generoso cayó recientemente cuando se reveló que Beckenbauer recibió 5,5 millones de euros (seis millones de dólares) de la casa de apuestas Oddset, uno de los patrocinadores del torneo alemán. El ex jugador apareció en anuncios para Oddset durante el torneo, pero siempre había insistido en que su trabajo para el comité organizador fue «honorífico» y no pagado.
Aún cuando sus abogados rechazan cualquier comportamiento erróneo, la reputación del «Kaiser» quedó ya manchada. «No se lo merece», comentó el ex presidente de la DFB Theo Zwanziger sobre el eco en los medios de comunicación. «No se lo merece» es la frase que con más frecuencia se escucha en el mundo del fútbol cuando se habla sobre él. Sin embargo, todo apunta a todo lo contrario.
El diario alemán «Frankfurter Rundschau» escribió que hasta hace pocos meses Beckenbauer era «el personaje más conocido mundialmente e indiscutiblemente más importante y también el representante más querido de la DFB».
Aún en su 70 cumpleaños en septiembre de 2015 el presidente de la Liga, Reinhard Rauball, lo calificó de «un regalo para el fútbol» y el ex futbolista germano Günter Netzer como «la mayor alegría del fútbol alemán».
Beckenbauer sigue siendo aún capitán honorífico de la DFB y también presidente de honor del Bayern Múnich. Mientras, la Fiscalía de Suiza lo investiga junto con otros miembros del comité organizador del Mundial de 2006 por cargos de fraude, lavado de dinero, gestión desleal y malversación de fondos.
Se trata de un pago sospechoso que Beckenbauer y su entonces socio y mánager, el ya fallecido Robert Schwan -con la ayuda de Robert Louis-Dreyfus, entonces presidente de Adidas- realizaron en 2002 a una cuenta de Qatar a nombre del ex miembro de la FIFA Mohamed bin Hammam.
La transferencia del dinero se hizo a través del despacho legal suizo Gabriel & Müller, que a su vez envió la suma a la empresa KEMCO Scaffolding Co., propiedad del entonces vicepresidente de la FIFA Bin Hammam.
El dinero equivalía a los 6,7 millones que el comité organizador devolvió en 2005 a Louis-Dreyfus y que camufló deliberadamente como una contribución a una gala mundialista que nunca se realizó.
Alemania acabó siendo elegida como sede del torneo en 2000 por el comité ejecutivo de la FIFA, en una elección en la que se impuso 12-11 sobre Sudáfrica.
El «Kaiser», que se enfrenta a pena de cárcel, negó en todo momento haber cometido algo ilegal y aseguró en una entrevista con el diario «Süddeutsche Zeitung» que en ese tiempo firmó «sencillamente todo».
Ahora, el alemán nacido en Múnich ha desaparecido de todas las pantallas y vive retirado en su casa en Salzburgo con sus dos hijos menores y su mujer Heidi.
El monumento Beckenbauer se desmoronó violentamente en los últimos doce meses. El nuevo presidente de la DFB, Reinhard Grindel, calificó los pagos durante su tiempo como presidente del comité organizador como «incomprensibles, indignantes» y de «fraude a la opinión pública».
¿Una historia interminable? Todavía no se descartan que aparezcan nuevas revelaciones. El futuro del «Kaiser del fútbol» sigue abierto.
Por Ulrike John