Muchas veces los padres se sorprenden al ver cuánto esfuerzo les demanda a sus hijos leer un texto simple. Sin embargo, no hay que olvidar que la lectura es un mecanismo muy complejo. Quienes aprenden a leer deben poder asociar primero sonido con letra y luego poder unir todos esos sonidos en una palabra. Y en última instancia, la clave es luego poder comprender el significado de la palabra, de la oración y finalmente de todo el texto.
La paciencia es fundamental a la hora de enseñarles a leer a los niños y los profesores lo saben bien. Sin embargo, las personas familiarizadas con la enseñanza de la lectura advierten que ésta no debería convertirse nunca en una obligación. Los niños deben poder elegir la lectura y en el medio se puede charlar un poco de cosas de la casa o las vacaciones o lo que fuere.
La clave es mantener la calma. Ningún niño tiene tampoco por qué saber leer cuando está en el jardín de infancia. Si el niño se interesa por sí solo por las letras, los padres pueden apoyarlo, pero no con el único objetivo de que aprenda rápidamente a leer. Eso no hace más que ejercer una presión excesiva sobre el niño. Cuando los niños son pequeños, hay algo mucho más importante que se puede hacer: leerles en voz alta.
En muchas familias, la lectura forma parte de los rituales diarios. Sin embargo, en muchas otras nadie les lee a los niños. Hay estudios que señalan que los niños se benefician de que les lean ya después de los primeros meses. Lamentablemente, muchos padres dan inicio demasiado tarde a este ritual.
Por lo general, leerles a los niños promueve la comprensión, enriquece el vocabulario y despierta el interés por la literatura. Se cree que los niños a los que se les lee regularmente tienen luego mejor rendimiento en la escuela y les gusta leer más que a otros y por más tiempo.
Al igual que antes, son por lo general las madres las que se leen a los niños. En escuelas y jardines de infancia también suelen ser las mujeres las que les leen a los pequeños. Esto puede llegar a generar en los varones la impresión de que la lectura es algo de niñas. Por eso es importante que los padres también transmitan el hábito de la lectura. Un papá que lee es un buen modelo para un varón pequeño.
Otro dato importante: aunque el niño no pueda leer por sí solo, sigue siendo importante que un adulto le lea. Es importante mantener este apoyo durante toda la escuela primaria.
La elección del libro a leer debería basarse en los gustos del niño, no de los padres. Incluso se puede aprender a leer con comics. Sin embargo, los padres deben estar atentos a que el nivel de lectura propuesto sea el adecuado para el niño. En el caso de los principiantes, deben ser libros con letra grande, palabras simples, muchas imágenes y sin separación de sílabas. La historia debería poder comprenderse también solo con las ilustraciones.
Los padres también pueden emplear un viejo truco para incentivar la lectura en los niños y elegir un libro muy atrapante, de capítulos cortos, y dar por terminada la lectura cuando la historia se pone más intrigante. El momento en que un niño pide continuar con la lectura porque quiere saber cómo sigue la historia es muy valioso, ya que allí se encuentra el germen del amor por la lectura.
Ann-Kathrin Marr, dpa