El ajo es uno de los remedios naturales más antiguos para aliviar los síntomas del resfriado y reforzar las defensas de forma sencilla y saludable.

Cuando llegan los primeros fríos, los estornudos y la tos parecen inevitables. Entre los consejos de toda la vida, uno resiste el paso del tiempo con sorprendente firmeza: tomar ajo para prevenir los catarros. No es una moda ni una superstición. Su eficacia tiene raíces en la tradición y, en parte, también en la ciencia.
El ajo ha acompañado a la humanidad desde hace siglos. En la cocina asturiana y mediterránea forma parte de innumerables recetas, y su presencia no solo añade sabor, sino también propiedades saludables. Contiene alicina, un compuesto con acción antibacteriana y antioxidante que se libera cuando el diente se corta o se machaca. Este principio activo contribuye a reforzar el sistema inmunológico y a mantener el organismo más preparado frente a infecciones leves.
Además de la alicina, el ajo aporta vitaminas del grupo B y C, minerales como el selenio y el manganeso, y una buena dosis de compuestos naturales que favorecen la circulación y ayudan a reducir la sensación de cansancio. No cura por sí solo, pero su consumo regular dentro de una dieta equilibrada puede contribuir a prevenir los resfriados o acortar su duración.
La forma más sencilla de aprovecharlo es incluirlo fresco en las comidas: en sopas, guisos, verduras o incluso tostadas con aceite de oliva. En Asturias, el clásico sopete con ajo sigue siendo un remedio casero muy popular en los meses de invierno.
También se le reconoce un valor simbólico: el ajo representa la sabiduría doméstica, esa que se transmite de generación en generación. No hay laboratorio más constante que la cocina de casa, ni medicina más eficaz que una alimentación cuidada.
Por eso, más que un remedio milagroso, el ajo es un recordatorio de lo que funciona desde siempre: prevenir, cuidar y escuchar al cuerpo. En tiempos en los que se buscan soluciones rápidas, este pequeño bulbo sigue recordándonos que la salud también se cultiva despacio, diente a diente.