(dpa) – Dependiendo de la edad, el carácter y el estado emocional, nuestras preferencias de color cambian a lo largo de la vida. Porque los bebés perciben los colores de forma diferente a los adultos. Y las personas de 50 años, de manera distinta a las de 80.
Dos expertos que se ocupan a diario del efecto de los colores ahondan en por qué esto es así y cómo impacta en el diseño de los espacios interiores.
Bebés: el verde y el rojo-violeta tranquilizan
Luego de la diferencia entre claro y oscuro, el rojo es el primer color que los bebés logran percibir.
Las células de visión del color rojo se encuentran situadas en el centro de la retina. «Exactamente donde está la parte más aguda de nuestra visión», comenta Axel Buether, investigador del color y profesor de la Universidad de Wuppertal en Alemania.
Pero esto no significa en absoluto que las piezas de los bebés deban estar pintadas de un rojo brillante.
«Si bien el rojo nos atrae de manera mágica, también nos coloca en un estado de excitación y activación», señala Buether. Lo mejor es elegir un color rojo-violeta, de manera que los pequeños se sientan protegidos y seguros, aconseja.
«Asimismo las tonalidades de verde similar a las que se encuentran en la naturaleza tienen un efecto tranquilizador», apunta el psicólogo infantil y de jóvenes Jan-David Freund, quien trabaja en los aspectos psicológicos y educativos en el desarrollo de productos del fabricante de juguetes Haba.
Este profesional recomienda, por ejemplo, aplicar un verde de ese tipo en la zona del cambiador o en el entorno para dormir.
También las fuentes de luz y los patrones en blanco y negro resultan interesantes para los bebés. «Sin embargo, las transiciones deben ser suaves», aconseja Freund. Porque los recién nacidos, en particular, aún no pueden percibir los colores de forma selectiva, y están así totalmente expuestos a los estímulos de los colores de las paredes, las cortinas y las alfombras.
Niños: zonas de colores para aprender, jugar, dormir
Los niños crecen en de la cultura de color de sus padres. Esta marca no solamente las tonalidades de las habitaciones de la casa, sino también los colores alegres e intensos que se adjudican a la infancia. «Transmiten vitalidad, alegría de vivir e individualidad», señala Buether.
A esto se suma que los niños viven los colores en un contexto y comienzan a interpretarlos. «Frecuentemente, colores oscuros como el negro o el verde oscuro les provocan miedo», precisa Buether. Por eso, para el entorno de juego y el cuarto de niños se debería mejor optar por gamas claras.
Es verdad que a los niños les agradan los colores intensos. Pero un verde fuerte, por ejemplo, puede causar hiperactividad. Buether recomienda por eso atenuar la saturación del tono de color mientras mayor sea la superficie de pared que se pinte con él. Los tonos pastel también son una buena solución.
El experto en diseño Freund, por su parte, recomienda pintar el cuarto infantil con una tonalidad natural clara. «Los niños ya llevan mucho color a la habitación con sus obras de arte», justifica.
Otra posibilidad es integrar diferentes zonas de color dentro de la habitación: para el rincón donde el niño o la niña hará los deberes, Buether recomienda un azul frío. Y explica que, con buena luz solar o una lámpara que irradie suficiente luz, eso fomenta la concentración.
En tanto, para dormir se necesita un entorno confortable. Freund aconseja en este caso tonalidades azules cálidas u otros colores naturales.
Adultos: colores pálidos para estresados
A más tardar en la edad adulta ya se consolidaron nuestras preferencias de color. «Las mujeres tienden frecuentemente a los tonos de color cálidos y los hombres, a los fríos», afirma el profesor Buether.
Pero las preferencias no siempre se adaptan al diseño óptimo del cuarto que recomiendan los expertos.
Un ejemplo: quien trabaje en casa, necesitará un cambio de atmósfera. «Colores fríos en el cuarto de trabajo, colores cálidos en el área de estar», propone Buether, también presidente de la junta directiva del Centro Alemán del Color. De lo contrario, advierte, se tendrá siempre la sensación de estar rodeado por el trabajo.
Más allá de eso, la mejor elección de color también dependerá del temperamento. A las personas más tranquilas e introvertidas, Buether les recomienda pintar una pared con colores luminosos y puros. Y añade que el blanco no es una alternativa, porque no ofrece contención.
Los caracteres estresados, intranquilos y extrovertidos se sienten mejor cuando los colores de las paredes no son muy intensos.
A esas personas, Buether les recomienda tonos tierra y arena, así como un verde salvia, que tiene un componente gris, por lo que parece más pálido que otros verdes.
A quienes se desempeñan en trabajos muy creativos, también les será de utilidad un entorno tranquilo, sobre todo uno que no distraiga. Sin embargo, no debe ser completamente blanco.
El consejo del experto: un blanco con un ligero matiz de arcilla o un gris violáceo. «Esto le da materialidad a la pared, para que no parezca endeble», aclara Buether.
Personas mayores: colores claros y frescos mantienen en estado
Mientras tanto, a edad avanzada la vista de muchas personas ya no percibe la totalidad del espectro de colores. El cristalino se vuelve amarillo, lo que hace que los colores parezcan mucho más apagados.
«Se produce un filtrado del componente azul y una reducción considerable de la intensidad de la luz», detalla Buether.
Cuando se es mayor, el azul, el verde azulado y el violeta se diferencian cada vez menos. De todas maneras, a quienes les agraden estas tonalidades, pueden remediar la situación colocando una luz artificial fuerte.
Sin embargo, los expertos recomiendan el cambio: los tonos frescos de turquesa y verde, en combinación con el blanco matizado, tienen un efecto activador incluso en la vejez.
Además, contrastes fuertes y visibles de color ayudan a orientarse mejor. Y los típicos colores «para mayores» gris y beige, en tanto, no resultan recomendables desde el punto de vista de la psicología del color. Buether sugiere optar por colores estimulantes.
Por Evelyn Steinbach (dpa)