Kiev, 24 may (dpa) – Keylor Navas y Loris Karius serán los arqueros de la final de la Liga de Campeones y ambos aparecen unidos por un mismo sino: pasan un examen en cada partido, y el del sábado será de dimensiones gigantescas.
Para Navas será su tercera final consecutiva de Liga de Campeones, algo que pocos podrían haber pronosticado años atrás. No tanto por la capacidad del Real Madrid para jugar finales de la máxima competición continental, suficientemente acreditada, sino por las dudas que el costarricense sigue generando cada temporada entre un sector de la prensa y su propia hinchada. Las dudas que no tienen su entrenador, Zinedine Zidane, su más firme defensor, ni sus compañeros.
El portero del equipo blanco vivió en apenas tres semanas los dos perversos reversos de un deporte de extremos como es el fútbol. El 11 de abril, en la vuelta de los cuartos de final, cometió un error clamoroso que a punto estuvo de provocar la eliminación de su equipo en cuartos de final ante la Juventus.
Entonces se agitó el viejo debate: ¿es Navas un arquero a la altura del Real Madrid? Y muchos recordaron cómo Zidane, en contra del criterio de sus propios dirigentes, renunció a fichar en enero al prometedor portero español Kepa, del Athletic de Bilbao.
El técnico francés llevó al extremo la defensa de su grupo, de sus jugadores. Convencido de que el fútbol sólo pasa por el presente, reforzó su confianza en Navas y éste se la devolvió el 1 de mayo en la vuelta de las semifinales ante el Bayern Múnich.
El arquero costarricense firmó una actuación colosal y salvó al Real Madrid de caer al precicipio. «Deben darles las gracias a Navas, les ha salvado», dijo con amargura Jupp Heynckes, el entrenador del Bayern.
Ahora Navas afronta una nueva final, un nuevo reto. Personal y colectivo. Demostrar que es arquero del Real Madrid y entrar definitivamente en la leyenda del club blanco. Pero si comete cualquier error, volverá a agitarse el debate. Quién lo duda.
KARIUS TAMBIÉN QUIERE SILENCIAR A LOS CRÍTICOS
Si Navas debe pasar un examen en cada partido, ni hablar de Karius, el arquero alemán del Liverpool. Prácticamente a cada semana, el portero se encuentra con un desfile de nombres que la prensa inglesa sugiere como sus posibles sustitutos: Alisson Becker, Jan Oblak, Gianluigi Donnarumma…
Pero Karius ya está acostumbrado al escepticismo y se toma el asunto con una sonrisa. Al fin y al cabo, está a un paso de convertirse en apenas el tercer guardameta alemán tras Bodo Illgner y Marc-André ter Stegen en ganar una Liga de Campeones con un equipo extranjero.
«Siempre habrá comentarios, no lo puedo cambiar ni me intranquiliza. Sólo intento jugar al fútbol, el resto no depende de mí», señaló recientemente.
Su compatriota Jürgen Klopp le dio la titularidad este año y por ahora los números le dan la razón al entrenador del Liverpool. De 32 encuentros con él en el arco, los «reds» lograron mantener la valla invicta en 16. Y en la actual Champions consiguió sostener el cero en seis encuentros, una estadística de la que ningún otro guardameta puede presumir.
«Ha evolucionado muy bien. Y estoy seguro de que aún tiene más para dar. Ha aprovechado la oportunidad y ha sido gran responsable de la estabilidad de nuestra defensa», lo elogió Klopp.
Pero los números de momento no alcanzan para silenciar las críticas. «Comete errores y tiene la costumbre de rechazar (mal) los tiros, generando todavía más peligro», señaló Mark Lawrenson, figura del Liverpool de los años 1980.
La mala reputación de Karius en algunos sectores en Anfield obedece principalmente a su mal comienzo en el equipo. El arquero alemán arribó al Liverpoool en 2016 procedente del Mainz -los «reds» apenas pagaron los seis millones de euros de cláusula de rescisión- y al poco tiempo sufrió una fractura en la mano.
Cuando se recuperó y volvió al arco, cometió varios errores que le valieron las burlas de muchos hinchas ingleses. Klopp devolvió la titularidad a Simon Mignolet, pero tampoco el belga logró sostener un alto nivel.
«No han sido momentos sencillos, pero he aprendido de esas cosas negativas y he podido crecer en lo mental y como persona», indicó el arquero, que está negociando una renovación de su contrato hasta 2021. El sábado, tendrá la oportunidad de silenciar para siempre las dudas y entrar en la historia grande del Liverpool.
Por Alberto Bravo y Stefan Tabeling (dpa)