(dpa) – Algunos lo encuentran adorable, otros jamás dejarían que su perro o gato se suba a la almohada: la decisión de permitir a las mascotas dormir en la cama de sus dueños es muy personal.
Lea Schmitz, de la Asociación Protectora de Animales de Alemania, recomienda, ya antes de adoptar a la nueva mascota, pensar si se la dejará dormir en la cama.
Puede ser acogedor tener a un cachorro en la cama, pero ¿también se querrá seguir durmiendo cada noche con él cuando se convierta en un perro adulto? Si la respuesta es no, la prohibición de subir a la cama deberá comenzar a regir ya desde cachorro.
«Si a veces se le permite saltar a la cama y a veces no, el perro no entenderá cuál es la conducta que se espera de él», explica Schmitz.
Tomar precauciones contra posibles parásitos
Si se permite que el animal se quede en la cama, hay algunos puntos importantes, sobre todo en términos de seguridad e higiene. «Hay que tener en cuenta que hay zoonosis, es decir, enfermedades que pueden transmitirse de los animales a los humanos y viceversa», dice Schmitz.
Pueden ser pulgas y garrapatas, por ejemplo, que también pueden transmitir enfermedades. Asimismo hay especies de gusanos que pueden migrar de los perros a los humanos. Lo mismo ocurre con los hongos de la piel y la giardia, que puede causar problemas intestinales.
Por lo tanto, es importante la prevención regular de los parásitos. «Esto debe hacerse independientemente de que el animal pueda estar en la cama o no», señala la experta.
La higiene y la protección contra los parásitos también son importantes cuando los gatos duermen en la cama, especialmente para los que salen al exterior de los hogares.
«Deben ser revisados regularmente en busca de pulgas y garrapatas y tratados contra estos parásitos», apunta Schmitz. Los gatos pueden ser portadores de lombrices, toxoplasmosis, bartonelosis y también la llamada enfermedad de los gatos.
Las personas con un sistema inmunitario débil, los bebés y los niños pequeños corren un riesgo especial. En caso de duda, esto habla en contra de tener un gato en la cama.
Los animales, lejos de las camas de bebés y niños pequeños
Los perros y los gatos deberían ser un tabú en la cama de los bebés y los niños pequeños. De lo contrario, el niño podría ser arañado o mordido.
También existe el peligro de que los bebés se asfixien, «por ejemplo, si el perro se tumba sobre la cara del niño o le da un zarpazo con la manta», advierte Schmitz.
Sandra Ross, de la organización de bienestar animal Vier Pfoten, recomienda una línea clara, especialmente cuando se supone que los perros y los gatos no deben ir a la cama.
Cama sin mascotas: reglas claras y coherencia
«Hay que establecer reglas claras y luego hacerlas cumplir», sostiene, porque «la coherencia es un punto tan importante como el elogio del comportamiento deseado».
En concreto, esto significa que en cuanto el perro salte a la cama, lo cual está prohibido, se debe bajarlo y llevarlo a su cucha.
«Si el perro se queda en la cucha, hay que felicitarlo», expica Ross. La experta señala que, como alternativa, hay que dar al perro un lugar acogedor para dormir donde pueda estirarse completamente. No debería estar ni bajo la luz directa del sol ni en una corriente de aire. Por eso, se recomienda que su lugar de descanso no esté en una zona de tránsito, sino en un rincón tranquilo.
También puede ocurrir que el dueño se dé cuenta tarde de que no fue tan buena idea llevar consigo el perro a la cama.
Con un poco de paciencia, se puede entrenar al perro para que no suba más a la cama. En estos casos, dice Ross, el adiestramiento debe ser especialmente consistente y las órdenes deben ser muy claras para que el perro no se confunda aún más.
«Así que no se deben permitir excepciones», aclara. La violencia y el castigo son tabú. En cambio, «la combinación de elogios cuando el perro se comporta como se desea y la constancia es el camino correcto», destaca.
También se puede entrenar a los gatos para que no suban más a la cama
Si no se quiere que el gato se siga acostando en la cama del dueño, hay formas de entrenar a la mascota para impedirlo. Esto suele ser más difícil que con los perros, pero no imposible. «También los gatos pueden ser adiestrados», dice Ross.
El adiestramiento de los gatos sigue el mismo principio que el de los perros, nada de castigos, sino elogios y constancia.
Si el gato salta a la cama, se lo baja de nuevo y se lo coloca en el poste de rascado, por ejemplo, donde se lo elogia. «Con el tiempo, el gato aprende que sencillamente no vale la pena saltar sobre la cama», apunta la especialista.
Independientemente de que el gato pueda dormir o no en la cama, siempre hay que ofrecerle al menos un lugar alternativo para dormir. Es importante saber que a los gatos les gusta dormir en lugares elevados, donde se sienten bien protegidos. También se sienten muy cómodos en cuevas.
Por Maria Berentzen (dpa)