Nueva York, 10 sep (dpa) – Tras ganar el domingo el Abierto de tenis de Estados Unidos y sumar así su segundo Grand Slam seguido, Novak Djokovic se perfila para volver a dominar el ranking de tenis como lo hizo hasta 2016 y empezar a terciar en la lucha por la cantidad de grandes que parecía reservada a Roger Federer y Rafael Nadal.
Su nivel en alza, un Federer que ya no luce como había sorprendido en 2017 y un Nadal envuelto en sus recurrentes problemas de la rodilla derecha parecen ser la combinación justa para que Djokovic recupere el cetro. Además, con su décimo cuarto Grand Slam, con el que igualó la línea del estadounidense Pete Sampras, ya está a tres de los 17 del español, la misma cantidad que separa al «rey de la arcilla» de los 20 del suizo.
Y la tendencia parece favorecer al serbio. Con 31 años es el más joven de los tres y, salvo por la lesión en el codo del año pasado, su físico no luce tan desgastado como el de Nadal, sólo un año mayor, aunque con más temporadas de alta exigencia. Para Federer, a los 37 años, cada vez parece más difícil poder aumentar su cuenta de Grand Slams.
A esos factores se le podría sumar que el resto aún sigue un escalón detrás de ellos y no parece ser una gran amenaza, al menos en las grandes citas, donde en las últimas dos temporadas los tres se repartieron los ocho trofeos. Desde Wimbledon 2003, cuando Federer levantó su primer Grand Slam, se jugaron 62 grandes y entre los tres acumulan 51.
«Novak tiene todo para conseguir récords en este deporte», resumió el argentino Juan Martín del Potro tras perder la final con el serbio.
Tras un año y medio que mezcló bajos rendimientos, cambios de entrenadores, la lesión en el codo y una operación que pusieron en duda su motivación y su futuro en la élite del tenis, al serbio le bastaron poco más de dos meses para despejar todas las incógnitas y postular su candidatura para volver a ser el mejor del mundo.
Los títulos del US Open, de Wimbledon, y de Cincinnati, el único torneo que le faltaba para completar el Golden Masters 1.000, más la final en Queen’s, lo catapultaron al tercer lugar del ranking, tras haber caído hasta el vigésimo segundo puesto a mediados de junio.
De los 6.445 puntos que acumula y que lo colocan a sólo 455 de Federer, 5.390 los sumó desde Roland Garros, después de un viaje inspirador junto a su esposa Jelena, según explicó tras la consagración del domingo.
«Fui de excursión con mi esposa durante cinco días en las montañas francesas. Nos aislamos y tomamos las cosas desde una perspectiva diferente. Desde entonces, el tenis es completamente distinto para mí», aseguró el balcánico, que dejó una frase sugestiva sobre sus ambiciones: «Hace diez años hubiera dicho que no estaba tan feliz de ser parte de la misma era con Nadal y Federer. Hoy soy parte de ella».
Pero mientras la acciones de Djokovic cotizan en alza, las de Nadal y Federer parecen ir a la baja. El número uno del mundo dejó Nueva York con molestias en el tendón rotuliano de la rodilla derecha -se retiró en semifinales ante Del Potro- y todavía no hay certezas del tiempo que le demandará la recuperación. Por lo pronto, lo único seguro es que no jugará la semifinal de la Copa Davis ante Francia, que se disputará el fin de semana en Lille.
«Es una situación complicada, pero así es mi carrera», se resignó Nadal antes de dejar el Corona Park. «Es un momento feo, que mentalmente es difícil de aceptar, porque en dos de los cuatro Grand Slam me he tenido que retirar», se lamentó el español, en referencia a su abandono también en el Abierto de Australia por una lesión muscular.
Si bien todavía tiene un colchón de más de 2.000 puntos sobre Djokovic en el ranking, la distancia es mucho más corta en la carrera de campeones, que mide los resultados del año calendario: el serbio se acercó a 1.035 unidades tras su título en Flushing Meadows.
Federer, en tanto, parece empezar a sentir un poco sus 37 años y dejó Nueva York con una imagen inédita para él: agotado y frustrado. «Hacía muchísimo calor. Fue una de esas noches en las que sientes que no puedes respirar. No había aire», se lamentó el suizo después de perder ante el australiano John Millman.
Es cierto que fue una noche muy húmeda y con casi 30 grados, pero el propio Federer reconoció que había jugado frente a condiciones mucho más adversas y no había sufrido como ese día. «He entrenado en condiciones más duras y he jugado durante el día a más de 40 grados. Hay algunos días simplemente que no es el día en el que el cuerpo puede lidiar con eso», admitió el campeón de 20 grandes.
Tras sorprender al mundo con un regreso inolvidable en 2017, con siete títulos, entre ellos Australia y Wimbledon, el suizo está completando una temporada más modesta, con tres trofeos. Repitió en Melbourne, ganó en Rotterdam para recuperar en ese momento el número uno del mundo y celebró en Stuttgart, cuando inició su temporada de césped tras la pausa en la arcilla.
Pero falló en Wimbledon y completó una gira norteamericana no del todo buena para sus aspiraciones, sin lucir el tenis fresco del año anterior. Que pueda lograrlo otra vez en un grande parece cada vez más complicado.
Todo luce a pedir de Djokovic, que no sólo lucha con sus rivales por el número uno del ranking, sino por la historia grande del tenis. Recuperado de sus problemas, «Nole» está listo para continuar con la caza.
Por Ariel Greco (dpa)