Flensburgo/Copenhague (dpa) – Es una mañana sombría y tranquila en la frontera germano-danesa cerca de la ciudad de Flensburgo, en el estado federado de Schleswig-Holstein, norte de Alemania.
Son pocas las personas que se pasean a estas horas por el fiordo de Flensburgo y el bosque adyacente de Kollund, parte de la frontera natural entre Alemania al sur y Dinamarca al norte.
Uno los paseantes, un hombre de edad de la ciudad danesa de Krusau, explica que camina a menudo por la zona. «Hoy vine a ver esto», dice señalando detrás de sí. A pocos metros del sendero utilizado principalmente por caminantes, ciclistas y corredores los fines de semana, se erige la controvertida valla fronteriza de Dinamarca.
Los daneses han construido, desde el Mar del Norte hasta el Mar Báltico, un alambrado con una longitud de 70 kilómetros y una altura de 1,50 metros para proteger la cabaña porcina danesa de la peste porcina africana (PPA), que se ha extendido en los últimos años por varios países de Europa del Este. Tras diez meses de trabajo, a comienzos de diciembre se colocaron los últimos postes de la barrera.
La cerca de alambre es una molestia para muchos ciudadanos de la región. «No me gusta para nada», dice el paseante danés, y no es el único. El portavoz de la ciudad de Flensburgo, Clemens Teschendorf, declaró: «Queremos que quiten la valla». Al igual que muchos otros, no considera que el alambrado sea una protección eficaz contra la peste porcina.
A la consternación por la presencia de esta barrera visible en una frontera que de otro modo sería casi imperceptible, se suma en Alemania una grave preocupación por la peste porcina africana. Recientemente fue detectado el patógeno en jabalíes muertos en una región polaca cercana a la frontera alemana. Hasta ahora, los medios polacos han reportado el hallazgo de más de 20 casos de PPA. En Alemania aún no se ha constatado ningún brote de la enfermedad.
Una portavoz del Ministerio de Medio Ambiente de Schleswig-Holstein aseguró que, en todos los estados federados alemanes, y especialmente en los fronterizos con Polonia, se está ejerciendo una mayor vigilancia. La Asociación Alemana de Caza (DJV) también pidió controles más estrictos.
«Es extremadamente importante que los agricultores, silvicultores, cazadores y caminantes reporten inmediatamente cadáveres sospechosos y animales con sangre en la piel o en el hocico», remarcó recientemente Torsten Reinwald, portavoz de la asociación. «Es muy probable que el virus ataque en Alemania, pero no sabemos dónde y cuándo», aseveró.
En Dinamarca hubo recientemente un caso que no fue tratado por las autoridades con la debida meticulosidad. A finales de octubre, y en el transcurso de pocos días, el oleaje arrastró siete jabalíes muertos hacia las costas de la isla de Ærø, a sólo 50 kilómetros al este de Flensburgo —algo que normalmente sucede sólo una o dos veces al año—.
Las autoridades danesas sospecharon que los cadáveres procedían de Alemania o Polonia, pero sin embargo no se les hicieron pruebas para detectar la peste porcina africana. Un hallazgo de peste porcina en suelo danés supondría un cese inmediato de las exportaciones de productos porcinos daneses a países no pertenecientes a la Unión Europea, lo que representaría para Dinamarca pérdidas de unos 11.000 millones de coronas danesas (unos 1.630 millones de dólares) al año.
Pero, ¿por qué una valla cuando los jabalíes que llegan a las costas danesas a través del agua no son analizados en Dinamarca? «Es incomprensible. Se construye una valla para jabalíes que no tiene ningún efecto contra los jabalíes, pero que es perjudicial para la naturaleza», señaló Maria Reumert Gjerding, directora de la organización para la conservación de la naturaleza Danmarks Naturfredningsforening, a la agencia danesa de noticias Ritzua. «Cuando los jabalíes llegan a Dinamarca, no les hacen las pruebas porque prefieren no saber lo que traen consigo. Es absurdo».
Otro grupo activista danés-alemán, que se dedica a decorar la valla con flores, citas y mensajes, comparte su opinión. El grupo escribió en Instagram que la decisión de no analizar los cadáveres carecía de lógica: «Lo siento, Dinamarca, pero entonces, por favor, ¡derriben también esa horrible valla!»
Paradójicamente, la cría de cerdos daneses actualmente se está beneficiando de la peste porcina africana: debido a que el virus también se ha extendido en China, los precios de la carne de cerdo están subiendo, y con ello la demanda y los ingresos de los productores daneses.
Al mismo tiempo, el medio en línea «Finans» advirtió, después de los hallazgos en Polonia, de que una propagación del virus en Dinamarca causaría una pérdida de miles de millones de coronas. «La última pesadilla de la agricultura danesa se acerca ahora a un ritmo alarmante», escribió la plataforma.
Según la Asociación Alemana de Agricultores, el virus no representa ningún peligro para seres humanos u otros animales. Para la mayoría de los cerdos, sin embargo, el curso de la enfermedad es fatal. Y el patógeno se mantiene vivo durante mucho tiempo: 30 días en el salame, incluso 399 días en el jamón de Parma. En la carne congelada permanece activo hasta seis años, según la asociación.
El Instituto Friedrich Loeffler (FLI), organismo germano competente en materia de higiene animal con sede en la ciudad de Greifswald, sigue considerando que el riesgo de propagación de la enfermedad es elevado.
Los expertos advierten que el principal problema no es el jabalí, sino el ser humano. El virus puede propagarse a zonas que antes no estaban afectadas a través de desechos que contienen carne de animales infectados o incluso a través del calzado, herramientas y equipos agrícolas contaminados.
Según el FLI, la peste porcina africana sólo se desplazaría entre 15 y 20 kilómetros al año si se transmitiera de jabalí a jabalí. La Asociación Alemana de Caza, por su parte, advierte: «El hombre es responsable de la rápida propagación de esta enfermedad animal a lo largo de cientos de kilómetros».
Por Birgitta von Gyldenfeldt y Steffen Trumpf (dpa)