Fráncfort, 9 nov (dpa) – El presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Wolfgang Niersbach, presentó hoy su dimisión con efecto inmediato por el escándalo de la presunta compra de votos para organizar el Mundial de Alemania 2006.
«He llegado a la conclusión de que me llegó el momento de asumir la responsabilidad política», dijo Niersbach en Fráncfort al término de una sesión extraordinaria de la DFB convocada para abordar la crisis.
Miembro del comité ejecutivo de la FIFA y de la UEFA, cargos que pretende mantener, Niersbach es uno de los hombres más poderosos del fútbol internacional y hasta el estallido del escándalo del Mundial 2006 era considerado uno de los favoritos para suceder a Michel Platini al frente de la confederación europea en caso de que el francés diera el salto a la FIFA.
De acuerdo con los estatutos, los vicepresidentes de la DFB Rainer Koch y Reinhard Rauball asumirán de forma interina la presidencia de la federación.
Rauball anunció que la investigación externa encargada por la DFB al bufete jurídico Freshfields Bruckhaus Deringer no ha concluido con la dimisión de Niersbach. «Va a continuar, sin tener en cuenta la reputación o los méritos de las personas».
Koch, por su parte, indicó que las pesquisas han sacado a la luz posibles irregularidades en la concesión del torneo y anunció que serán analizadas al detalle «las circunstancias en las cuales se otorgó el Mundial de 2006».
El técnico de la selección alemana de fútbol, Joachim Löw, se manifestó «muy afectado» por la renuncia.
El seleccionador recibió la noticia en la concentración del once germano en Múnich, donde se prepara para partidos amistosos contra Francia y Holanda. «Independientemente de todos los hechos jurídicos, pienso que Wolfgang es un ser humano fantástico y un presidente fantástico para nosotros», resaltó.
Niersbach conservará sus puestos en los comités ejecutivos de la FIFA y la UEFA. La presidencia le pidió de forma unánime que así lo hiciera «para poner a disposción del fútbol alemán su sobresaliente red de contactos», dijo Rauball. El vicepresidente aclaró no se trataba de «una admisión de culpa».
Niersbach, de 64 años y presidente de la DFB desde 2012, estaba desde hace semanas bajo escrutinio mediático por un dudoso pago de 6,7 millones de euros (7,4 millones de dólares) a la FIFA en 2005. Se sospecha que con ese dinero se pagaron sobornos en la adjudicación del Mundial 2006.
Según su versión, se trataba de devolver un préstamo que les había concedido entre 2000 y 2002 el entonces jefe de la multinacional alemana Adidas, Robert Louis-Dreyfus. En 2005 le fue transferido de vuelta, disimulado en el pago de una gala de la FIFA.
El pretexto de la gala habría permitido a los directivos de la DFB evadir los impuestos correspondientes a este pago multimillonario, que se realizó bajo la pantalla de un gasto de empresa. Las autoridades fiscales están investigando la supuesta evasión de impuestos.
El dinero, según sugirió semanas atrás el semanario «Der Spiegel», fue destinado para presuntamente comprar los votos necesarios en el comité ejecutivo de la FIFA para hacerse con el Mundial de 2006.
El domicilio particular de Niersbach y la sede de la DFB fueron registrados días atrás en el marco de las pesquisas fiscales.
También son investigados por sospecha de evasión fiscal agravada el antecesor de Niersbach en la presidencia de la DFB, Theo Zwanziger, y el entonces secretario general de la entidad, Horst R. Schmidt.
Zwanziger, cuya animadversión hacia Niersbach es conocida, no quiso comentar la decisión. «Es cuestión de la DFB y de Wolfgang Niersbach y no es algo que tenga que valorar», dijo a dpa.
La situación de Niersbach se complicó este fin de semana al publicar el semanario «Der Spiegel» un fax con unas anotaciones aparentemente escritas por él sobre el pago en cuestión. En caso de ser auténticas, el directivo habría mentido cuando anunció en rueda de prensa el 22 de octubre que no se enteró hasta junio de la millonaria transferencia.
La Federación Alemana de Fútbol se precia de ser la mayor del mundo en su tipo, con 6.889.115 afiliados y 23.324 clubes que dan cuenta de la gran popularidad del deporte rey en el país de los campeones mundiales.
Sin embargo, el escándalo actual hace sospechar que los máximos dirigentes del balompié germano, incluido el hasta ahora intocable Franz Beckenbauer, utilizaron, toleraron o en el mejor de los casos obedecieron a los mecanismos de un negocio implacable y multimillonario.
Por Ulrike John y Florian Lütticke (dpa)