Los líquenes se han descrito tradicionalmente como organismos simbióticos mutualistas resultantes de la estrecha interacción entre un hongo y al menos un fotobionte (microalga verde y/o cianobacteria), que es el encargado de llevar a cabo la fotosíntesis, y sus talos son considerados como microecosistemas peculiares. Un hallazgo reciente, que mereció la portada de la revista Science, constataba la presencia de levaduras en los talos, lo que acababa con el viejo paradigma que describía los líquenes como producto de la simbiosis entre un hongo liquenizado y una sola microalga.
Su coexistencia sería ventajosa para que el liquen pueda adaptarse a condiciones ambientales extremas
Estudios previos, realizados por investigadoras del Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia (UV) y dirigido por la catedrática de Botánica Eva Barreno, ya detectaron la confluencia recurrente de al menos dos microalgas –Trebouxia sp TR9 y Trebouxia jamesii– en el interior de los talos del liquen Ramalina farinacea, en poblaciones de la península ibérica, Canarias y Norteamérica, aunando distintas técnicas microscópicas y moleculares.
Asimismo, demostraron que dichos organismos responden de manera muy sensible y diferenciada al estrés medioambiental y, por tanto, su coexistencia sería ventajosa para que el liquen pueda adaptarse a condiciones ambientales extremas. Por ello, se ha secuenciado el genoma completo del alga Trebouxia sp TR9 que es la más resistente, a partir de una población de la Sierra del Toro, en Castellón.
Un nuevo estudio, publicado ahora en la revista PLoS ONE, pone en evidencia la presencia de una asombrosa diversidad de microalgas en estos organismos, donde se alojan muchas especies raras, o aún desconocidas, que actúan como productores primarios en los microecosistemas de estas simbiosis.
Muchas de las especies encontradas y desconocidas hasta ahora tienen aplicaciones biotecnológicas de primer orden”, señala la investigadora principal del proyecto. “Incluso, algunas de ellas son productoras de auxinas, que actúan como biofertilizantes naturales”, concreta.
En un solo talo de liquen, 31 especies de algas
El estudio analiza tanto la diversidad de microalgas como su estructura comunitaria, es decir, su ubicación exacta en el talo de Ramalina farinacea; y lo hace mediante la aplicación de un método de pirosecuenciación 454 –tecnología que permite determinar una secuencia de ADN a gran escala mediante luminiscencia– y un protocolo cuidadoso ad hoc para el procesamiento de muestras de líquenes previo a la extracción del ADN.
La metodología desarrollada ha permitido, a partir de un solo talo de liquen, detectar la presencia de 31 especies distintas de algas, lo que demuestra la idoneidad del liquen Ramalina farinacea para el estudio de la diversidad de microalgas, y constata la efectividad del método y la técnica utilizados por el grupo de investigación.
Esta publicación consolida la importancia del estudio de los líquenes como fuentes de biodiversidad
La importancia ecológica de los líquenes está demostrada científicamente desde hace décadas. Además de ser excelentes bioindicadores de la contaminación ambiental y de la calidad del aire, son organismos excepcionalmente resistentes a las condiciones adversas del medio ambiente, por lo que su capacidad para colonizar ecosistemas muy diversos es enorme. Incluso pueden resistir las radiaciones cósmicas.
Los resultados refuerzan el concepto de los líquenes como microecosistemas simbióticos multiespecíficos y autosuficientes; unos modelos en miniatura que facilitan la extrapolación de datos al análisis de las interrelaciones en los grandes ecosistemas. Esta publicación consolida la importancia del estudio de los líquenes como fuentes de biodiversidad.
SINC