DENVER (dpa) – Denver es la puerta de las Montañas Rocallosas. Quien viaja al estado de Colorado probablemente tenga como destino las montañas. Sin embargo, merece la pena usar la metrópoli no solo como lugar de tránsito. Denver tiene una amplia oferta de arte, suficiente para tres días enteros de visitas a los museos.
«Es una forma terrible para ganar dinero», dice Obe Abriss sobre su negocio. El gastrónomo regenta en el barrio que más está de moda en Denver el restaurante «The Preservery». La carne que se sirve aquí no tiene hormonas y el personal no pide propinas, porque sus salarios son muy superiores al sueldo mínimo, algo inusual en Estados Unidos. El restaurante encaja bien con el distrito River North Art,»RiNO», el floreciente barrio de los artistas y las galerías.
Denver, también llamada la «Mile High City», muestra arte de alto nivel en museos ambiciosos y pequeños tesores en elegantes galerías o en el taller de artistas situado junto al «Preservery». Cada primer viernes del mes hay aquí una jornada de puertas abiertas.
Uno de los artistas que trabajan allí es el calígrafo Calvin Lee, hijo de inmigrantes chinos. Pinta paisajes, bodegones y retratos. En su taller hay una serie que incluye a Donald Trump como Dorian Gray, el protagonista de la novela homónima de Oscar Wilde, un narcisista que manda envejecer un retrato suyo para permanecer siempre joven y guapo. El mensaje está claro. Denver es una ciudad progresista y liberal que está viviendo un verdadero auge.
Hace cuatro años se reabrió tras una renovación la Union Station, la histórica estación ferroviaria de Denver. Hay un hotel, restaurantes y en el respetable vestíbulo de la estación hay elegantes muebles de cuero.
En los últimos años, todo el barrio Lower Downtown fue mejorado y ahora le toca a River North. Los inversores inyectan mucho dinero en el barrio. El Ayuntamiento encargó adornar los muros con arte callejero multicolor. Normalmente, los grafitis ilegales son eliminados en menos de un día. «El desarrollo del barrio es muy rápido y los alquileres se disparan», dice Obde Abriss. También está avando la gentrificación, lo que para los muchos artistas es un problema creciente.
Uno de los museos más interesantes es el Clyfford Still Museum en el Golden Triangle Creative District, el barrio de los museos de Denver.
Clyfford Still (1904-1980) es considerado, junto con Jackson Pollock y Mark Rothko, como el exponente más conocido del expresionismo abstracto en Estados Unidos. El museo en Denver posee alrededor del 95 por ciento de sus obras.
«Estos no son cuadros en el sentido ordinario», reza una cita de Still en una pared del museo, sino «vida y muerte, fundidas en una unidad temerosa». Cuando la hija de Still le preguntó un día por el significado de sus obras, el pintor le contestó: «¿Y tú qué crees que significan?». La respuesta, explicó Still a su hija, dice algo de quien observa la obra.
Toda una institución es el Denver Art Museum, cuyo edificio norte está siendo ampliado actualmente, por lo que está cerrado al público. Una colección bastante alegre se encuentra en el Kirkland Museum of Fine & Decorative Art. La exposición muestra artre decorativo de la época 1875-1990, desde art nouveau hasta el posmodernismo pasando por el estilo Bauhaus y el art déco.
El museo toma su nombre del pintor Vance Kirkland (1904-1981), originario de Colorado. La exposición describe la evolución creativa de Kirkland. Uno de los momentos culminantes de un recorrido por el museo es una visita al antiguo taller del artista. En las diferentes secciones, cada ángulo ofrece algo nuevo e interesante. Uno no sabe a dónde mirar primero.
Quien aún no se haya saturado de tanto arte puede visitar el Museum of Contemporary Art o simplemente pasear por Santa Fe, el antiguo barrio latino con el Museo de las Americas, donde una galería se pega a otra, para terminar la jornada con una visita al Denver Performing Arts Center con sus diez escenarios.
Información básica: Denver
Alojamiento: La mayoría de los hoteles se encuentran en Dowtown, el centro de la ciudad. La noche en un hotel de cuatro estrellas cuesta como mínimo 175 dólares (150 euros).
Por Philipp Laage (dpa)