(dpa) – Tragarse un imán pueden resultar realmente peligroso para un niño, advierte el gastroenterólogo pediátrico Markus Schmitt, del hospital Helios Klinikum Emil von Behring de Berlín.
Si un niño se traga varios imanes, estos se pegan unos a otros por su fuerza de atracción y forman pequeños bultos que pueden quedar colgados en los tubos del intestino. La consecuencia es que no pueden seguir siendo transportados y mucho menos expulsados.
Según Schmitt, también la mucosa intestinal puede resultar dañada. Y es que por la presión de los imanes no circula bien la sangre en esas partes y entonces comienzan a morir algunas células.
Especialmente peligroso se torna en el caso de que a causa de ello se llegue a una perforación entre la parte interior del intestino y la cavidad abdominal. Esto pone en riesgo la vida del pequeño o la pequeña.
Informar rápidamente a un médico
Para que eso no suceda, los padres deben buscar rápidamente ayuda médica ni bien el niño se haya tragado los imanes. En general, los médicos lo primero que hacen es tomar una radiografía para ver cuántos imanes hay en el cuerpo.
Si los imanes están en el estómago, pueden ser retirados con ayuda de un endoscopio. Se trata de una manguera de goma larga y flexible, con una cámara, que puede llegar hasta el estómago a través del esófago. Todo esto, bajo anestesia total, lógicamente.
Dado que el endoscopio mismo está ligeramente imantado, atrae los imanes y evita así daños mayores.